Vida Sana
Un día, a los 55 años, me dije, voy a competir en una carrera de autos. No sabía nada sobre automóviles, pero tenía que hacerlo.
Al compartir el costo con otro conductor, pude inscribirme en la Carrera Panamericana 2012, un rali de siete días y 2,000 millas a través de México. Fue una experiencia extrema, llena de peligros, pero cambió mi vida.
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Al año siguiente, compré un Porsche 356 A de 1956 y me inscribí en la Carrera Panamericana como líder de mi propio equipo, y gané el primer puesto en mi categoría. Como mujer que pilotaba un Porsche clásico, yo era una anomalía. Cuantas más veces mi equipo y yo nos subíamos al podio, más me preguntaba cómo podíamos usar esa atención para lograr un cambio en el mundo.
Se nos ocurrió la idea de que el auto y el equipo enfrentaran desafíos extremos en cada uno de los siete continentes, a fin de recaudar fondos y luchar por una causa. ¿Pero qué causa?
Tuve la oportunidad de conocer a un agente del FBI que investigaba la pornografía infantil y el tráfico sexual de niños. Me contó historias terribles que no podía ignorar. Pensé, "este es un tema muy difícil, pero es lo que tengo que hacer".
Creamos una organización sin fines de lucro y hemos apoyado a 13 grupos que combaten la trata de personas y rescatan a sus víctimas. Hemos recaudado más de $700,000 para alcanzar una meta inicial de $1 millón.
Lo que aprendí es que cuando vences tus miedos, encuentras la fuerza que no sabías que tenías. Y eres capaz de hacer cosas increíbles.