La nota final: se retira un clarín del Cuerpo de Pífanos y Tambores del Ejército

La reincorporación a la vida civil

Muchos hombres y mujeres que han vestido los colores de nuestra nación tienen dudas al momento de dejar las Fuerzas Armadas. La vida del soldado está intrínsecamente regida por la cadena de mando. Las órdenes son órdenes, como se dice. Y Creadon tuvo que ir allí donde lo llamara el deber.

El deber lo llamó a él y a la banda al Capitolio para interpretar en la inauguración de presidentes, y a la Casa Blanca para ceremonias de bienvenida a visitantes estatales, tales como líderes extranjeros, papas y la reina Isabel II. Recuerda con agrado estar parado en atención en el jardín sur de la Casa Blanca mientras los presidentes inspeccionaban de cerca las tropas, pero no recuerda exactamente si la ceremonia papal fue para el papa Benedicto en el 2008 o para el papa Francisco en el 2015.

Creadon también ha tocado el clarín en la propiedad de George Washington en Mount Vernon el Día de los Presidentes, en el Monumento Nacional de Pearl Harbor en Hawái, en la Tumba del Soldado Desconocido de la Revolución Americana en Filadelfia, en Colonial Williamsburg y en Yorktown, Virginia, donde la rendición del general británico Charles Cornwallis en 1781 ante las fuerzas estadounidenses y las fuerzas francesas aliadas marcaron efectivamente el final de la Guerra de la Independencia.

Viaje en el tiempo

“Si vas a Williamsburg [que en una época fue la capital de la Virginia colonial] o a Yorktown y ese tipo de lugares, realmente sientes que estás viviendo en esa época”, dice.

La música está en sus genes. Su padre, que tocaba el saxofón en una banda de bodas, murió a los 35 años de linfoma de Hodgkin. Creadon tenía apenas cuatro años, pero la pasión de su padre continuó viva.

Cuando estaba en cuarto grado, fue a una tienda de música para tratar de decidir si tocaría el trombón o la trompeta, que es similar a un clarín. Eligió la trompeta y “me fue bastante bien de inmediato”.

La profecía de un maestro

Su talento llamó la atención. El director de la banda del penúltimo año de la escuela secundaria— “realmente le gustaba lo militar”— le enseñó un toque de clarín, To the Colors, y lo alentó a que “ingresara en una banda militar algún día”.

“Yo solo asentí con la cabeza”, recuerda Creadon, “y nunca pensé mucho en eso”.

Mientras estaba en la universidad, tocó cuatro años en la banda de marcha de la Universidad Estatal de Ohio, conocida como “Pride of the Buckeyes”. Tiene un título universitario en Audiograbación y una maestría en Pedagogía de Instrumentos de Viento Metal de esa universidad.

Adicto a correr

Antes de la universidad, le habían recomendado que comenzara a correr a fin de ponerse en forma y poder marchar a lo largo y a lo ancho de una cancha de fútbol. Comenzó a trotar en el acceso al garaje de su casa y luego a correr en su calle. Décadas después, ha competido en más de 50 maratones. Su mejor tiempo: 3 horas, 12 minutos y 50 segundos. Una presencia regular en la carrera anual Army Ten-Miler (la carrera de 10 millas del Ejército), Creadon también ha completado una carrera de 5 km, una de 10 km, una media maratón y una maratón completa —más de 48 millas en total— en cuatro días consecutivos en Walt Disney World en el 2015.

“Soy un corredor empedernido”, admite. Al año siguiente, Creadon volvió a Disney World para tocar con el Cuerpo de Pífanos y Tambores cuando el príncipe Harry fue anfitrión de sus Juegos Invictus para veteranos enfermos o heridos.

Cuando no está participando en espectáculos —o corriendo—, Creadon compone música, enseña en una universidad comunitaria y realiza tareas de ingeniería de sonido, edición de videos y fotografía. Trabaja a tiempo parcial fotografiando a bebés recién nacidos y sus familias antes de que dejen el hospital.

La música seguirá siendo una parte integral de su vida a través de la enseñanza, la composición y la interpretación. Ha tocado con la Gran Banda Militar de Virginia (en inglés), con sede en Alexandria, integrada por exmiembros del Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea y la Infantería de Marina, y está considerando una nueva aparición con la orquesta.

Sus muchas pasiones presagian una jubilación activa. “Tal vez haga varias cosas distintas a tiempo parcial”, dice, y señala que le gusta la perspectiva de una pensión militar, si bien dejar el servicio significa una reducción en sus ingresos en comparación con la paga de un sargento de primera clase con 26 años de antigüedad.

Lo echarán de menos cuando esté jubilado

El Cuerpo echará de menos sus “chistes malos” y su espíritu generoso y alegre, dice la sargento de primera clase Erin McHale, una pífano que también se desempeña como oficial de relaciones públicas del Cuerpo.

“Tenía una actitud estupenda”, dice McHale, de 30 años. “Tenía la habilidad de mejorar tu estado de ánimo si estabas ... decaído”.

“Probablemente sea la persona más filantrópica que conozco”, agrega.

Creadon ha donado sangre, plaquetas o plasma 298 veces. Está ayudando con una recaudación virtual de fondos para un hospital de niños y pide donaciones en lugar de regalos para su jubilación. Tampoco quiere una fiesta.

Uno de los motivos por los que prefiere que no le hagan regalos es que está reduciendo su espacio. Él y su esposa planean vender su condominio y construir una casa pequeña en un terreno de cinco acres que tienen sobre el río Potomac. Una casa pequeña en Maryland significa que no estará lejos del Cuerpo de Pífanos y Tambores, un grupo muy unido cuyos integrantes crearon relaciones estrechas porque no están sujetos a los cambios de destino que afectan a otros integrantes de las Fuerzas Armadas.

“Tenemos rangos y todo eso”, dice refiriéndose al Cuerpo, “pero tendemos a ser más como una familia”.