Vida Sana
1942 – 1964: El Programa Bracero permitió la entrada de más de 4,5 millones de agricultores mexicanos a lo largo de 22 años y cimienta una dependencia económica y un patrón repetitivo de migración entre México y EE.UU.
Fue un programa de trabajador huésped iniciado por el gobierno norteamericano que comenzó con el traslado de un millar de campesinos mexicanos experimentados para cultivar y cosechar en ingenios azucareros ubicados en la región de Stockton, California.
El programa pronto se extendió y cubrió otras regiones de la Unión Americana y proveyó trabajadores para el mercado laboral agrícola. Esta mano de obra constituyó una enorme aportación al agro norteamericano hasta mediados de los 60, cuando se impuso la mecanización de la agricultura.
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1945 – 1960: Si bien los puertorriqueños gozan de la ciudadanía norteamericana desde 1917, no fue sino hasta 28 años después que vinieron las grandes olas migratorias, como consecuencia de la transición de hacia una economía de manufactura, producto de la Segunda Guerra Mundial.
Esta última, junto con el acceso a vuelos comerciales impulsa una gran migración puertorriqueña que, por tener la ciudadanía estadounidense, no se limita por cuotas de visas.
Se estima que más de un millón de puertorriqueños dieron el salto a Estados Unidos durante esta época, concentrándose principalmente en los barrios de Nueva York.
1959 – 1968: El triunfo de Fidel Castro en Cuba y la caída de Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana desatan una migración de cientos de miles de cubanos (amparados por la Ley de Ajuste Cubano de 1966) y dominicanos hacia su vecino del norte.
Con el cambio de poder en Cuba llega la primera gran emigración de cubanos en el siglo XX. En gran parte profesionales y miembros de la clase alta y la clase media de la isla, que emigran por razones políticas. Esta primera ola siembra en las playas de Miami, Florida, la esperanza de volver algún día a sus casas y empresas en la isla. Como resultado, Miami se convirtió en una especie de imán para los futuros inmigrantes latinos, tanto de Cuba como de otros países latinoamericanos.
Por su parte, poco antes y luego del asesinato del dictador Trujillo en 1961, los dominicanos emigran a Estados Unidos —particularmente el área del Nueva York — en búsqueda de la estabilidad política y calidad de empleos que no hallaban en su país en ese entonces. Se estima que más de la tercera parte del total de los inmigrantes dominicanos emigró en la década de los 70.
1965: La Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1965 pone fin a la otorgación de visas según el país de origen que había sido impuesta desde 1924 y abre las puertas a una inmigración mucho más diversa.
Esta ley fue un esfuerzo conjunto de varios miembros del partido demócrata: fue propuesta por el congresista del estado de Nueva York Emanuel Celler y patrocinada por el senador Philip Hart de Michigan; y también contó con el apoyo del senador por el estado de Massachusetts, Ted Kennedy.