Elige a la persona correcta
A fin de elegir el mejor representante, debes tener en cuenta varias consideraciones, entre ellas:
Ubicación. En caso de una emergencia médica, ¿el representante podrá estar junto a tu cama o manejará la situación a distancia? ¿Hay alguna opción local que tendría más disponibilidad para ayudar con tus necesidades?
Confiabilidad. ¿El posible representante es confiable, o tiene un historial de paralizarse en tiempos de crisis? ¿Crees que cumplirá tus deseos? ¿O será incapaz de dejar a un lado sus propias creencias y opiniones si difieren de las tuyas?
Capacidad física y mental. ¿El representante designado podrá ayudarte físicamente? ¿Está luchando con sus propios problemas de salud o con la edad? ¿Es propenso a comportamientos impredecibles o enfermedades mentales que lo harían incapaz de manejar objetivamente tus necesidades de atención médica?
Tenacidad. Cualquier cuidador te dirá que actuar como representante no es para los débiles de carácter. Un representante debe ser persistente, hacerse oír ante los proveedores médicos y ser inquebrantable en su deseo de ayudarte. Y debe estar preparado para defenderte, incluso en caso de conflicto.
Voluntad. ¿El representante estará listo, dispuesto y razonablemente disponible para ayudarte si ocurre una crisis hoy? Mientras piensas en esto, es posible que desees ofrecerte como representante de algún familiar o amigo a quien podrías ayudar si lo necesitara.
En mi práctica legal veo clientes abrumados por la indecisión porque no saben si la persona que desean designar estará dispuesta a ayudar. Ofrece tu mano amiga antes de que te lo pidan.
No te preocupes por herir sentimientos
Nombrar a quien deseas es más importante que evitar herir sentimientos: tu futura situación médica es demasiado importante como para considerar complacer a las personas.
Puede que tu pariente más cercano (tu cónyuge o tal vez un hijo) no sea la mejor opción para actuar como tu representante. Por ejemplo, tus hijos pueden tener una rivalidad horrible entre hermanos que ciertamente no terminaría durante una crisis médica, y chocarían si ambos fueran representantes.
Si tu mejor amigo es la persona en la que confías y cumple con todos los otros requisitos, entonces nómbralo a él. Si sabes que un hijo es responsable y el otro no, nombra al hijo responsable.
Es mucho más importante contar con la persona con quien más seguro te sientes que recurrir a la opción "obvia" o "pacificadora".
Ajusta el documento a medida que cambian las circunstancias
A medida que avances en esta lista de consideraciones, no te preocupes si no estás 100% seguro de tu primera elección. En primer lugar, en la designación de un representante para asuntos de salud puedes —y debes— nombrar representantes alternativos en caso de que tu primera opción no pueda o no desee ayudar.
En segundo lugar, no necesitas imaginar cómo será tu representante dentro de 10 o 30 años. Es más importante considerar cómo está hoy. Además, si tus deseos o circunstancias cambian, puedes crear fácilmente una nueva designación de representante para asuntos de salud.
Deja en claro tus deseos en cuanto a la atención médica
Recuerda, el representante solo tendrá la información que tú le des. Por lo tanto, cuando designes a un representante, habla con él sobre tu atención médica, incluidos los cuidados paliativos y tus deseos para el final de la vida.
Si el representante no conoce tus deseos, sus decisiones se basarán en lo que él considere que es lo mejor para ti.
Y aunque parezca obvio, asegúrate de que tenga copias del documento de designación. Si no tiene el documento, es lo mismo que si no existiera.
La inacción puede ser peligrosa para tu salud
Finalmente, prepárate si encuentras resistencia o si surge la pregunta "¿qué pasa si no hago nada?". La realidad es que si no eliges a un representante, estarás dejando todo al azar.
Muchos estados tienen leyes de designación que abordan quién podría actuar en nombre de una persona incapacitada, pero ese representante predeterminado puede no ser la persona que tú deseas.
Además, es posible que se recurra a un tribunal para que nombre un tutor para la persona incapacitada. Las tutelas o curatelas pueden ser extremadamente costosas, y también conllevan el riesgo de que alguien que tú no querrías (o un extraño) tome decisiones sobre tu atención médica.
Lo que está en juego es simplemente demasiado importante para dejarlo en manos del destino. Y si encuentras total resistencia a la conversación, no te preocupes. Siempre puedes volver a intentar transmitirles a tus seres queridos la importancia que esto tiene para ti y los motivos.
Entonces, mientras te preparas para la próxima reunión familiar y juntas valor para entablar estas conversaciones difíciles —pero tan necesarias—, consulta los muchos recursos en línea que te guiarán para iniciar el diálogo sobre los representantes para asuntos de salud y los formularios gratuitos de cada estado, que la familia puede imprimir y completar juntos.
Deseo que tú y los tuyos tengan la mejor de las suertes en la creación del plan de cuidados, y la tranquilidad de saber que han hablado y planeado juntos para hacer frente a tiempos de crisis.
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