Vida Sana
Todos deberíamos anticipar que algún día necesitaremos de cuidados. Simplemente, no hay garantía de buena salud ni de longevidad. Pero sí es innegable que las crisis médicas y las enfermedades crónicas pueden causar estragos en la situación económica de una familia.
La mayoría de las personas con necesidades médicas o funcionales (comunicación, transporte, supervisión) requerirán algunos cuidados. Entre quienes no viven en un centro de vida asistida o un hogar de ancianos, solo 3 de cada 10 reciben ayuda remunerada (enlace en inglés) de empleados domésticos, ayudantes o alguna otra forma de asistencia. Eso se debe a que, en Estados Unidos, son los cuidadores informales —los amigos o familiares de la persona que necesita ayuda— quienes prestan la mayoría de los cuidados. En muchos casos, estos cuidadores informales no reciben ningún pago por su trabajo, y muchas veces esta situación implica para ellos cuantiosos gastos personales y grandes riesgos.
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Los cuidadores, en promedio, gastan entre $7,000 y $13,000 al año de su propio bolsillo para ayudar a la persona a quien cuidan. Y trabajan en promedio 23.7 horas semanales (cifra que ha aumentado desde el comienzo de la pandemia de COVID-19). En pocas palabras, son la columna vertebral del sistema de salud de Estados Unidos y constituyen la primera línea de atención para las personas enfermas y de edad avanzada. Si les pagáramos a estos cuidadores por sus horas de trabajo y les reembolsáramos por su tiempo, estaríamos desembolsando decenas de miles de dólares cada uno a los aproximadamente 53 millones de cuidadores en este país.
Desde luego, los cuidadores no lo hacen por el dinero. La mayoría de nosotros lo hacemos por amor —porque es nuestra familia— y porque queremos ayudar. Lamentablemente, esta situación termina perjudicando la situación económica de los cuidadores, quienes pueden acumular deudas o ver reducidos sus ahorros. Cuanto más jóvenes son cuando empiezan a prestar cuidados, más fuerte es el impacto sobre su propia seguridad económica.
No conozco a nadie que quiera que sus seres queridos se endeuden a causa de los cuidados que le brindan. Hay maneras de evitar el ciclo vicioso financiero —o al menos mitigarlo— para tus cuidadores. Si haces una proyección de tus necesidades a largo plazo, preparas un presupuesto adecuado, conoces tus opciones y configuras deliberadamente tus cuentas y bienes, podrás elaborar un plan de apoyo para tus cuidadores actuales y futuros.
Cómo crear un plan de cuidados
Lo ideal sería ayudar económicamente a las personas que te estén cuidando de forma activa. Puedes reducir su nivel general de estrés y aliviar sus presiones económicas si ayudas a que puedan seguir pagando sus facturas para que puedan ahorrar o prepararse para su propia jubilación sin tener que endeudarse.
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