11 claves para el cuidado de personas mayores
Consejos para liberar el estrés y buscar ayuda.
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1. No cargues en silencio con el 100 % de la tarea
Si sientes que la carga es demasiada para ti, habla con tu familia al respecto. Nadie puede leerte la mente y es probable que los demás no se den cuenta que estás sobrecargado. Por ello, no dejes de decirlo, pero hazlo con calma y sin acusar ni culpar a nadie. Indica claramente lo que esperas que los demás hagan por ti: ir al supermercado, llevar a la persona a la que cuidas a las citas con el médico, transportar a tus niños algún día o incluso, invitarte a cenar y al cine.
2. No te sientas culpable por no vivir cerca
Es grande el remordimiento que aflige a quienes cuidan de un miembro de la familia y viven lejos, ya que por lo general cambian de horarios, pierden días de trabajo, gastan mucho dinero y pierden tiempo en los viajes, además pasan horas hablando con médicos y especialistas financieros; sin embargo, no comparten la satisfacción, por más efímera que sea, de los que cumplen la función de cuidado las 24 horas del día, los siete días de la semana. No es tu culpa.
Algunas opciones que te ayudarían son: contratar a un agente de cuidados geriátricos de confianza para que te ayude a coordinar los servicios de cuidados locales. Puedes encontrar uno a través de AARP o de la National Association of Professional Geriatric Care Managers (Asociación Nacional de Administradores Profesionales de Cuidados Geriátricos). Llama al jefe de la oficina de correos del área donde vive la persona bajo tu cuidado para coordinar el programa gratuito Carrier Alert (Alerta del Cartero). En virtud de este programa, los carteros te mantienen al tanto o informan a la agencia de servicio social, si ha habido acumulación de correo y basura, lo cual sería un indicador del estado de salud de la persona mayor.
3. Organízate
Prepara una lista con los contactos principales que vivan cerca (con nombres, números telefónicos, direcciones de correo electrónico), como amigos, vecinos, médicos, sacerdote, agente de viviendas o personal de recepción de apartamentos. Incluye al farmacéutico del barrio, con quien te puedes contactar en caso de emergencia. Distribuye la lista de contactos a todos los miembros de la familia, y si la persona bajo tus cuidados aún vive en tu casa, coloca una copia en un lugar visible para que todos puedan verla.
4. Asiste a un grupo de apoyo
El que cuida de otra persona necesita a alguien que lo escuche cuando quiera desahogarse. Sirve bastante hablar con personas que han atravesado por la misma situación, que han hecho lo mismo que haces tú. Un grupo de apoyo, ya sea en línea o en tu comunidad, puede servir para recibir orientación, consejo y consuelo. Asimismo, tus amigos y compañeros de trabajo que hayan vivido esta experiencia. Por eso, sólo pide si necesitas ayuda o simplemente alguien que te abrace.
5. Reserva tiempo para ti
No dejes de asistir a tu taller o charlas de lectura, ni dejes de hacer cualquier otra actividad que te dé satisfacción. Es importante seguir con las actividades y las relaciones que estimulan tu mente y tu espíritu.
6. Duerme lo suficiente
Nadie puede funcionar si no ha dormido bien. La falta de sueño disminuye la capacidad de concentrarse, de solucionar problemas y de recordar. Procura dormir ocho horas durante la noche. Toma una siesta cuando la persona bajo tu cuidado duerme. Cada tanto, toma un respiro: pídele a alguien que te reemplace durante unas horas o que lleve a la persona que cuidas a un sitio de asistencia temporal por una tarde. Tu madre (o padre) estará bien. Y te sentirás mucho mejor.
7. Encuentra tiempo para la actividad física
Como dijo un experto, el ejercicio aeróbico es como un fertilizante para el cerebro. No sólo mantiene el cuerpo en forma, sino también mantiene la agudeza mental. Si no puedes ir al gimnasio, compra o descarga de internet un vídeo de ejercicios. Pídele a un amigo que te reemplace unos 30 minutos para que puedas ir a caminar o correr. Encuentra la forma de hacerlo.
8. No desatiendas tu propia familia
Sí, tus padres te necesitan, pero también te necesitan tu cónyuge y tus hijos. Mira la posibilidad de contratar a un profesional de cuidados para los horarios de noche en algunas semanas. Así puedes estar en casa a la hora de la cena, ir al cine, o mejor aún, compartir una velada fuera.
9. Mantén tu vida laboral en orden
Si trabajas fuera de casa y te das cuenta que no realizas bien las dos tareas, evalúa la posibilidad de tomarte un receso del trabajo. Los empleados que tienen cobertura de la FMLA (Ley de Ausencia Familiar y Médica), de carácter federal, pueden tomarse hasta 12 semanas de licencia al año, sin goce de sueldo para dedicarse a la atención de familiares. Consulta con el departamento de recursos humanos donde trabajas para conocer las opciones de licencia sin goce de haberes o las políticas de horario flexible, trabajo compartido o trabajo a distancia.
10. Aprende a decir no
Reduce tus otras responsabilidades. La iglesia, la Asociación de Padres y Maestros, el voluntariado en el hospital o la biblioteca encontrarán a otros que puedan colaborar mientras dedicas tu tiempo al cuidado de un ser querido. En algún momento regresarás. Recuerda: nadie puede hacerlo todo, ni todo el tiempo. Ni siquiera tú.
11. Relajate frente al televisor
Alquila películas de Cantinflas. O mira videos de bebés que se ríen en YouTube. El humor aligera la carga y eleva el ánimo. No reímos lo suficiente.