Vida Sana
¿Por qué los hogares de ancianos son tan vulnerables a la COVID-19?
Los adultos mayores tienen un mayor riesgo de contraer COVID-19. Lo mismo sucede con las personas que tienen trastornos crónicos de salud, como enfermedades cardíacas, diabetes, enfermedades renales o enfermedades respiratorias. Ambos grupos conforman una gran parte de los 1.3 millones de residentes de los hogares de ancianos del país.
Esa concentración es una razón clave por la que casi una cuarta parte de las muertes en Estados Unidos por COVID-19 han ocurrido entre los residentes y el personal de los centros de cuidados a largo plazo, lo que equivale a más de 200,000 víctimas de la pandemia, según Kaiser Family Foundation (enlace en inglés). Pero no es la única explicación. En los hogares de ancianos existen un número de condiciones que pueden exacerbar la propagación de la enfermedad:
- contacto físico frecuente entre los residentes y el personal
- escasez de personal
- empleados que trabajan en varios centros, lo que aumenta las posibilidades de exposición
- residentes que comparten habitaciones
- traslados de residentes desde hospitales y otros sitios
- escasez de equipo de protección personal (EPP), como mascarillas y batas
- las tasas de vacunación y de refuerzo contra la COVID-19 están rezagadas
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Estos factores hacen que los hogares de ancianos sean lugares aptos para la propagación de enfermedades virales y bacterianas, en especial dados los problemas crónicos con el control de infecciones que existían antes de la pandemia. De acuerdo con un informe de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental de EE.UU. de mayo del 2020, 4 de cada 5 hogares de ancianos evaluados entre el 2013 y el 2017 recibieron sanciones por deficiencias en el control y la prevención de infecciones, lo que llevó a los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) a publicar pautas más estrictas sobre las inspecciones de control de infecciones y su cumplimiento.
¿Qué se está haciendo al respecto?
A medida que la magnitud del efecto de la COVID-19 en los hogares de ancianos se hizo evidente durante la pandemia, se exigieron protocolos más estrictos de control de infecciones, como pruebas de detección, mascarillas, distanciamiento social, higiene de manos y uso adecuado del equipo de protección personal en los centros. Al comenzar la pandemia, los hogares de ancianos esencialmente cerraron sus puertas en un esfuerzo por frenar la entrada y propagación del coronavirus; establecieron límites estrictos a las visitas y suspendieron las comidas grupales y otras actividades de los residentes.
Los residentes y el personal de los hogares de ancianos fueron el primer grupo prioritario en vacunarse cuando Estados Unidos comenzó a distribuir sus vacunas contra la COVID-19 a fines del 2020. Y durante la administración de las vacunas de refuerzo en el otoño del 2021, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) priorizaron a los residentes de los hogares de ancianos.
A medida que la vacunación aumentó durante el 2021 y la tasa de muertes por COVID-19 en los hogares de ancianos disminuyó, las restricciones se flexibilizaron, lo que permitió más visitas y actividades comunitarias. Pero la COVID-19 sigue siendo una amenaza para los residentes y el personal de los hogares de ancianos, en particular debido al reciente aumento de casos de la variante ómicron. Cientos de residentes continúan muriendo a causa del virus cada mes (enlace en inglés), por lo que todavía se siguen algunas prácticas de control de infecciones, como el uso de mascarillas y el distanciamiento físico.
AARP y otros defensores del cuidado a largo plazo están trabajando para lograr reformas importantes en esta industria (enlace en inglés) y así asegurar que se evite otra crisis como la de COVID-19. El presidente Joe Biden recientemente reveló una serie de cambios propuestos relacionados con la regulación y el funcionamiento de los hogares de ancianos en Estados Unidos, entre ellos el compromiso de adoptar requisitos federales mínimos de dotación de personal para los centros, exigir un mayor cumplimiento de las regulaciones de los hogares de ancianos y combatir del hacinamiento en las habitaciones. Mencionó las reformas durante su discurso en marzo sobre el Estado de la Unión y dijo que los funcionarios federales “establecerán estándares más altos para los hogares de ancianos y se asegurarán de que [nuestros] seres queridos reciban el cuidado que se merecen y esperan”.
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