Vida Sana
Tres meses después de que se prohibieran las visitas en el hogar de ancianos donde reside en Mechanicsburg, Pensilvania, Ronnie Ehrhart, de 74 años, está ansiosa por ponerse en contacto con sus amigos fuera del centro.
Sin embargo, el hogar de ancianos Fox Subacute, de 56 camas, tiene una cantidad limitada de teléfonos para compartir. “Es muy difícil obtener esos teléfonos de las enfermeras porque los necesitan. Además, lo podría estar usando otra persona, o tal vez haya que cargarlo”, dice Ehrhart. “No siempre lo puedes usar cuando quieres. Por eso no lo pido tan a menudo”.
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Ehrhart apenas usa el teléfono una vez cada diez días, más o menos. No tiene una familia grande, pero es muy amiga de un expastor que vive en Montana. Hace más de dos semanas que no puede hablar con él.
Pero pronto le será más fácil estar en contacto con él y con los miembros de su iglesia en el condado vecino de York, quienes solían visitarla cuando se permitían las visitas. El centro donde vive es uno de los casi 50 hogares de ancianos del estado que recibirán nuevos teléfonos inteligentes gracias a fondos provistos por una iniciativa conjunta del Gobierno y organizaciones sin fines de lucro destinados a posibilitar las visitas virtuales.
El Departamento de Envejecimiento de Pensilvania, AARP Pensilvania y la Asociación de Agencias del Área sobre Envejecimiento de Pensilvania compraron 6 tabletas y más de 100 teléfonos para 49 hogares de ancianos de todo el estado. Bill Johnston-Walsh, director de la oficina de AARP en Pensilvania, espera que los dispositivos sean de gran ayuda para los residentes, sus amigos y sus familiares.
“Desde que comenzó todo esto, las personas nos llamaban y nos decían que no tenían idea de lo que estaba sucediendo con sus padres, y era muy triste”, señala Johnston-Walsh. “Esperamos que esta medida alivie en parte esa frustración y permita que las familias hablen con sus seres queridos”.
Hace tres meses, cuando comenzó la pandemia, los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid prohibieron efectivamente las visitas a los hogares de ancianos excepto en situaciones de final de la vida. AARP y otros defensores de los residentes de hogares de ancianos han estado abogando por normas federales y estatales que dispongan que los establecimientos ofrezcan visitas virtuales con los seres queridos de los residentes, las que, según dicen, pueden significar la diferencia entre la vida y la muerte para algunos de ellos.
Sin embargo, con frecuencia no hay suficientes teléfonos y tabletas debido a los presupuestos limitados de los centros de atención a largo plazo. “Tengo entendido que algunos centros tienen solo un teléfono para que usen todos los residentes”, señala Robert Torres, secretario del Departamento de Envejecimiento de Pensilvania. “Esperamos que esto sea un estímulo para generar más apoyo”.
A medida que continúa la pandemia, los defensores de derechos en todo el país están hallando maneras para que los residentes de los hogares de ancianos estén mejor conectados con el mundo exterior. A fines de mayo, el Gobierno federal anunció pautas para volver a permitir las visitas en los centros, pero recomendó tener mucha precaución al hacerlo. El proceso podría demorar meses, por lo que para la mayoría de los residentes las visitas virtuales serán la única opción en un futuro próximo.
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