Vida Sana
Si cuidas de alguien y tienes que afrontar asperezas en la familia, no estás solo. Muchos de nosotros sufrimos lo mismo. Pasa el antiácido.
Todavía se me revuelve el estómago al pensar en el estrés familiar que sentí cuando era cuidadora. Había familiares a los que mi madre no deseaba ver y tampoco quería que tuvieran ningún control sobre su cuidado, pero ella no había hecho toda la planificación necesaria para que eso sucediera. Para mí, ser su cuidadora hasta el momento en que pudo conseguir los documentos legales adecuados me puso en una situación tensa. Yo rezaba todas las noches para que nadie contradijera sus deseos y solicitara al tribunal ser su tutor.
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La guardiana
Una vez que los documentos legales estuvieron listos, pude respirar un poco más tranquila. Sin embargo, fue difícil ser su “guardiana”. Hacía cualquier cosa para proteger a mi madre, pero esto requirió enfrentarme a otras personas y evitar que le pidieran dinero cuando estaba sin trabajo y con una enfermedad terminal, y que fueran y la molestaran cuando debería estar descansando. Esto hizo que la familia y los amigos se enojaran conmigo y, por mi parte, me molestaba tener que gestionar esas relaciones además de la intensa atención médica y financiera. Así que, sí, yo también estaba enojada.
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