Vida Sana
La clienta de 102 años de Pamela Toto tenía un problema: podía vivir sola, con la ayuda de su hijo, pero entrar y salir de la ducha, donde tenía un asiento y una regadera de mano, era demasiado difícil.
Así que Toto, terapeuta ocupacional, le enseñó al hijo a ayudar a su madre a sentarse sin riesgos en el asiento para la ducha.
Pero, dice Toto, "no lo hicieron". Se enteró de la razón en una charla con el hijo. "Él dijo: 'Hago lo que sea por mi mamá, pero no quiero verla desnuda'". Toto los ayudó a encontrar una solución: una bata de toalla envolvente que la mamá ya tenía y que podía ponerse al entrar y salir de la ducha.
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Es un buen ejemplo, dice Toto, de los problemas, tanto prácticos como emocionales, a los que se enfrentan los cuidadores y los receptores de cuidados cuando alguien necesita ayuda para ducharse, ir al baño o realizar otras tareas de higiene íntima.
"Es difícil pedir ayuda en esas áreas y también es difícil para los cuidadores prestar ayuda en esas áreas", dice Toto, que es profesora de Terapia Ocupacional en la Universidad de Pittsburgh.
Ella y otros expertos dicen que hay formas de facilitar estas tareas.
Observa los cambios y piensa en las causas
Para algunas personas, la necesidad de ayuda con la higiene personal llega de repente, con un derrame cerebral, una caída u otra crisis. Pero muchos adultos mayores se vuelven gradualmente menos atentos al cuidado personal o menos capaces de hacer estas tareas, explica Toto.
No todos los cambios son un problema, dice Heather Young, profesora de Enfermería y decana emérita de la Universidad de California, Davis. "Ducharse todos los días o cada dos días no es una necesidad", dice, sobre todo para muchas personas mayores que no tienen actividad suficiente para sudar. Además, explica: "Alguien que siempre ha sido meticuloso con su higiene es muy diferente de alguien que siempre la ha descuidado".
Sin embargo, si notas algún cambio, es un buen momento para iniciar una conversación, dice Amy Goyer, experta en Cuidados Familiares de AARP. Por ejemplo, dice, podrías decir: "Me he dado cuenta de que no te duchas con la misma frecuencia. ¿Es porque te sientes en riesgo en la ducha? ¿Podemos instalar barras de apoyo para que sea más cómodo? ¿Es porque hace frío ahí dentro? Porque puedo poner un calentador".
A veces, los problemas son mayores. Michele Merfeld Hale, de 66 años, de Columbia, Misuri, cuida de su marido, Larry, de 88 años, que padece demencia vascular y a menudo se resiste a ducharse. "Lo triste es que era uno de los hombres más limpios que he conocido", dice. "Por eso me duele cuando no quiere ducharse". Pero Hale se ha enterado de que a su marido le da miedo caerse y no le gusta que le caiga agua en la cabeza. Por eso ahora utiliza champú y gel de baño que no requieren enjuague para que el proceso sea más rápido y cómodo.