Vida Sana
Es tentador atribuir la culpa a los propietarios de los hogares de ancianos del país, y argumentar que el afán del lucro fue la causa de una mala atención y tantas muertes a causa del coronavirus.
Sin embargo, la realidad es más compleja.
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AARP me encargó que explorara el negocio de los hogares de ancianos y la responsabilidad de sus propietarios ante lo que ha sucedido. No cabe duda de que casi todos los operadores reaccionaron a la pandemia en la medida en que pudieron. Pero lo que descubrí fue que la compleja y turbia estructura financiera de la industria no protege la salud de los residentes ni del personal.
Si bien los beneficios globales que perciben los propietarios son confidenciales, sin duda, la COVID-19 está perjudicando las finanzas de los hogares de ancianos. El 55% sostienen que están perdiendo dinero, y el 72% sostienen que tal vez no puedan continuar sus operaciones durante un año más, según una encuesta que la American Health Care Association y el National Center for Assisted Living llevaron a cabo en agosto.
Incluso la cadena más grande de hogares de ancianos del país, Genesis HealthCare, dice estar en peligro. Genesis, con 360 centros en 25 estados, indicó en agosto que tenían “serias dudas” de su posibilidad de sobrevivir durante los próximos doce meses. “Si no entra más dinero, muchos miembros deberán tomar decisiones en cuanto a reducir la cantidad de camas o incluso cerrar sus puertas”, señala Katie Smith Sloan, directora ejecutiva de Leading Age, una organización que representa los hogares de ancianos sin fines de lucro.
Esto es lo que debes saber para comprender el negocio de los hogares de ancianos y en qué medida han causado la situación en el que se encuentran.
La industria es vasta
En el 2017, los 15,600 hogares de ancianos del país generaron ganancias de cerca de $166,000 millones, un poco más de lo que percibieron los hoteles del país con la renta de sus habitaciones. Además, casi todos los residentes de los hogares de ancianos pagan aproximadamente lo mismo que los huéspedes de un buen hotel por alojarse una noche. Sin embargo, esas son todas sus similitudes.
Por ejemplo, alrededor del 30% de los hogares de ancianos pertenecen a organizaciones sin fines de lucro que están predominantemente afiliadas a grupos religiosos, organizaciones de apoyo étnico y agencias de servicio social. Se esmeran por potenciar los ingresos y la eficiencia, pero todos los ingresos que no se desembolsan se destinan a mejorar y ampliar los centros y los servicios.
El 70% restante de los hogares de ancianos tienen fines de lucro y pueden pagar los ingresos a los propietarios una vez que cubren los gastos operativos y otras obligaciones. Los propietarios incluyen cadenas nacionales, cadenas regionales y centros independientes. Cerca de uno de cada siete hogares con fines de lucro están controlados por inversionistas de capital privado, lo que puede ser problemático, como explicaré en breve.
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