Vida Sana
Incluso antes de recibir los resultados de una biopsia, Scott Davis sentía que algo andaba mal. Durante un viaje con su esposa para acampar en el verano del 2015, el director creativo de AARP radicado en Washington D.C., de 55 años, notó que tenía un pequeño bulto en el cuello. Al regresar a casa, su médico de atención primaria recomendó que esperara un par de semanas. “Pero simplemente no me sentí cómodo esperando”, dice Davis.
“Pero simplemente no me sentí cómodo esperando”, dice Davis.
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Tenía razón en preocuparse. Arjun Joshi, un cirujano de la George Washington University, le realizó una biopsia en el cuello que mostró que tenía cáncer en los ganglios linfáticos; un examen subsiguiente reveló que el cáncer provenía de una de las amígdalas.
El diagnóstico causó una gran conmoción. “No hay antecedentes de cáncer en mi familia”, dice Davis. “Siempre me he considerado como alguien sano y activo. No fumo”.
Joshi le dijo a Davis que no era el único, y que la mayoría de los casos que ve son similares. De hecho, más y más hombres exactamente como Davis —sanos, de entre cuarenta y sesenta y tantos años— tienen un tipo de cáncer de garganta que ataca las amígdalas y la parte posterior de la lengua, una zona llamada la orofaringe o bucofaringe. Uno de los colegas de Davis también está luchando contra el mismo tipo de cáncer.
Cada año, a más de 15,000 hombres y mujeres en Estados Unidos se les diagnostica un carcinoma de orofaringe. Sin embargo, los expertos en salud pública advierten que el número de casos entre hombres mayores de 50 años aumentarán de manera drástica en años venideros.
Se descubre una causa inesperada
Hace 30 años, a medida que el índice general de cáncer de cabeza y cuello empezó a descender, los expertos asumieron que el cáncer de orofaringe estaba disminuyendo. Fumar era el principal factor de riesgo. Al decaer el uso del tabaco, lo mismo sucedería con los casos de cáncer. Pero en vez de eso, incluso a medida que había menos fumadores en Estados Unidos, los médicos empezaron a diagnosticar más casos de cáncer de orofaringe. Muchos pacientes, como Davis, eran más jóvenes que los típicos pacientes que los médicos habían atendido antes. Los casos entre los hombres superan en número a los de las mujeres cuatro a uno.
Maura Gillison, una oncóloga en la Ohio State University en Columbus, fue una de las primeras investigadoras que sospechó que algo inesperado estaba causando los casos de cáncer: el papilomavirus humano, o VPH, el mismo virus que causa cáncer de cuello uterino entre las mujeres.
“El VPH apareció en unas muestras de tejido de tumores de orofaringe, pero no sabíamos si eso era solo una coincidencia”, dice. No lo era. Cuando Gillison analizó muestras de tumores que provenían de pacientes con cáncer de orofaringe, descubrió que cerca del 25% contenían ese virus.
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