Vida Sana
Cada 34 segundos, alguien en Estados Unidos padece un infarto o ataque cardíaco. Cada 60 segundos, alguien muere por esa razón. Lo que quienes sufren de un infarto hacen —o dejan de hacer— en los primeros momentos críticos puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Durante la última década, hospitales en todo el país han acortado el tiempo entre la llegada a la sala de emergencias y el tratamiento a una hora o menos, lo cual ha contribuido a una disminución del 38% en las muertes causadas por las enfermedades coronarias.
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Ahora los cardiólogos se concentran en el próximo gran reto: ayudar al casi 40% de las víctimas de ataques cardíacos que nunca llegan al hospital. Muchos de ellos, 120,000 al año, fallecerán, en gran parte debido a que no buscaron ayuda a tiempo.
“Es un problema enorme y una gran oportunidad desperdiciada”, dice el Dr. Steven E. Nissen, director de medicina cardiovascular de la Cleveland Clinic. “Las personas se quedan en la casa y toman antiácidos porque piensan que es indigestión, o dicen: ‘Esto no puede sucederme porque soy mujer’”.
A continuación encontrarás lo que puedes hacer para aumentar las probabilidades de sobrevivir a un ataque al corazón.
Paso 1
Reconoce los síntomas (menos típicos)
Los hombres y mujeres con un tipo de enfermedad cardíaca llamada ateroesclerosis tienen una acumulación de grasa y colesterol, o placa, en las arterias. Un ataque cardíaco sucede cuando un trozo de placa se desprende y forma un coágulo que obstruye el flujo de sangre al músculo cardíaco. Los síntomas clásicos son dolor de pecho; dolor o molestia en uno o ambos brazos, la espalda, los hombros, el cuello o el estómago (por encima del ombligo, donde el dolor a veces se confunde con indigestión); y falta de aire. Sudoración, náuseas y vómitos también son comunes.
Sin embargo, los estudios demuestran que hasta la tercera parte de los pacientes que padecen un infarto no sienten dolor de pecho. Es más probable que estos pacientes sean de mayor edad, mujeres o diabéticos. De hecho, “mientras mayor seas, más probable será que tengas síntomas atípicos”, dice Nissen. Las investigaciones demuestran que a medida que las personas envejecen, no siempre tienen dolor en el pecho o en los brazos, sudoración, náuseas y vómitos. En cambio, tienen más probabilidades de padecer confusión y dificultad para respirar, y de desmayarse.
La razón es que a medida que se obstruye una arteria coronaria, el corazón empieza a bombear menos sangre por el organismo. “Ya que por lo general las personas mayores tienen los vasos sanguíneos más endurecidos, no les circula suficiente sangre hacia el cerebro, y se desmayan”, dice Nissen. “Vuelven en sí en el piso, sintiendo una presión vaga en el pecho”.
En general, los síntomas podrían aparecer de manera gradual, ser difíciles de concretar, y desaparecer y luego comenzar de nuevo. No es poco frecuente sentirse mal días o semanas antes. Según nuevos datos de Linköping University en Suecia, publicados en la revista Journal of Cardiovascular Nursing, personas de entre 32 y 74 años que padecieron un ataque cardíaco tenían más probabilidades de haber visto al médico durante la semana anterior al suceso que quienes no lo padecieron.
Es debido a eso que el Dr. Harlan M. Krumholz, cardiólogo e investigador de atención de salud en la Facultad de Medicina de la Yale University, dice que te mantengas alerta incluso cuando simplemente te sientas raro: “Si algo se siente realmente distinto de lo que has sentido en el pasado, no lo ignores”.
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Los síntomas pueden ser sutiles, pero eso no significa que sean menos peligrosos.