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¿Es cierto que el alcohol es bueno para la salud?

Nuevas investigaciones revelan si ese cóctel nocturno o esa copa de vino son medicina o veneno.


spinner image Un vaso con licor en un bar y una luz azul al fondo
SKAMAN306 / GETTY IMAGES

Si disfrutas de una copa de vino o de un cóctel por la noche, quizá te alegren los siguientes titulares: “Una copa de vino al día reduce el riesgo de muerte prematura”, “Quienes beben con moderación viven más tiempo que los abstemios”, “Quienes beben ocasionalmente corren menos riesgo de padecer enfermedades cardíacas, derrame cerebral y diabetes”.

Sin embargo, los beneficios que la bebida aporta a la salud pueden no ser tan claros y, a su vez, los riesgos son difíciles de ignorar.

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“El riesgo de casi todos los efectos nocivos del alcohol comienza básicamente con la primera bebida, y a partir de ahí aumenta en línea recta”, señala el Dr. Nick Sheron, hepatólogo y profesor invitado de King’s College London. “No obstante, la inexplicable reducción de la mortalidad en quienes beben poco podría deberse al alcohol o podría deberse a otro factor”.

Una nueva investigación sugiere que los riesgos del consumo de alcohol —tanto moderado como leve— pueden superar los supuestos beneficios, y que cuando se trata de ciertos riesgos para la salud, en realidad puede no existir un nivel de consumo de alcohol que no tenga riesgo.

Los beneficios del alcohol no son tan claros

Hace ya bastante tiempo que el consumo moderado de alcohol —sobre todo una copa de vino tinto por la noche— se considera un hábito saludable que te podría ayudar a vivir un poco más que las personas que no beben en absoluto. El aumento de la expectativa de vida que se observa entre quienes beben poco o con moderación en comparación con las personas que no consumen alcohol se debe principalmente a un menor índice de cardiopatías y, posiblemente, de derrame cerebral y diabetes.

Las enfermedades cardíacas son la causa principal de muerte en Estados Unidos y aumentan el riesgo de sufrir un derrame cerebral. La diabetes aumenta el riesgo de padecer ambas enfermedades. Por lo tanto, cabe imaginar que la reducción del riesgo de estos tres trastornos prolongaría la vida por encima de la expectativa media en el país.

“Una pequeña cantidad de alcohol reduce el riesgo de padecer estas enfermedades en comparación con la abstinencia, pero una vez que aumenta el consumo de alcohol, también aumenta el riesgo”, explica Dana Bryazka, investigadora del Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud de University of Washington.

Ahora bien, ¿esa copa de vino diaria se merece todo el mérito de prolongar la vida, o hay otro factor en las personas que beben solo con moderación?

Algunas teorías sobre los supuestos beneficios del vino para la salud sugieren que reduce el nivel de inflamación, un factor que contribuye a numerosas enfermedades crónicas y el cáncer. Sin embargo, los resultados de los estudios que intentan comprobar esa teoría son contradictorios, por lo cual los investigadores exploran otras posibles razones que expliquen la relación entre el consumo moderado de alcohol y un mejor estado de salud.

“Quienes beben de forma moderada suelen tener una mejor situación socioeconómica [que los abstemios o los bebedores empedernidos] y, por lo tanto, su salud también es mejor”, indica Sheron.

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Así es, la prosperidad tiende a reducir el riesgo de padecer enfermedades crónicas, obesidad e hipertensión. Las personas más adineradas son menos propensas a fumar y tienden a vivir más tiempo. Las personas de más recursos económicos también tienen mayor acceso a la atención médica.

Las personas que beben con moderación también suelen tener más educación que los abstemios. Y la educación, al igual que la abundancia, parece coincidir con un mejor estado de salud. Los estudios demuestran que quienes beben con moderación también hacen más ejercicio.

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Muchos de estos factores podrían explicar el menor riesgo de padecer cardiopatías entre quienes beben de forma moderada. Es posible que la bebida no tenga nada que ver.

Muchos riesgos para la salud comienzan con el primer sorbo

Si bien hace tiempo que circulan teorías sobre los supuestos beneficios del consumo moderado de alcohol para la salud, otras investigaciones más recientes las ponen en duda. Un estudio del 2018 que se publicó en The Lancet (en inglés) y del que Sheron es coautor concluye que no existe ningún nivel de consumo de alcohol que mejore la salud.

Las investigaciones demuestran que si bien una pequeña cantidad de alcohol puede reducir el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y diabetes, el riesgo de padecer otras enfermedades —sobre todo cáncer— comienza a aumentar desde el primer sorbo.

“Una botella de vino aumenta el riesgo de cáncer de un hombre en la misma medida que cinco cigarrillos y el de una mujer en la misma medida que diez cigarrillos”, afirma Sheron. “En el caso de las mujeres, esa diferencia se atribuye sobre todo al riesgo de cáncer de mama”.

Según el estudio Global Burden of Diseases, Injuries, and Risk Factors del 2016, el consumo de alcohol ocupa el séptimo lugar en el mundo entre los factores de riesgo de muerte y de discapacidad. Alrededor de una cuarta parte de las muertes vinculadas al alcohol se deben a enfermedades hepáticas, una cuarta parte a cáncer, una cuarta parte a hipertensión arterial y una cuarta parte a accidentes y lesiones derivados del consumo de alcohol. Un estudio del 2017 que se publicó en The BMJ (en inglés) cuestiona la antigua opinión de que beber un poco puede ser bueno para el cerebro. Al observar los hábitos de consumo de alcohol y las aptitudes cognitivas de 550 adultos mayores durante un período de treinta años, los investigadores descubrieron que cuanto mayor era el consumo de alcohol durante ese tiempo, más masa cerebral se perdía.

“Siempre se ha dicho que el consumo moderado de alcohol —sobre todo de vino tinto— podría ser favorable, pero esta idea es ahora bastante controvertida y muchos la refutan”, señala Anya Topiwala, investigadora clínica principal del Departamento de Psiquiatría de Oxford University y coautora del estudio del 2017. “Quiero que las personas sepan que no es cierto que beber sea bueno para la salud cerebral”.

El Consejo Mundial sobre la Salud Cerebral (en inglés), una colaboración independiente de científicos, profesionales de la salud, académicos y expertos en políticas convocada por AARP, analizó las investigaciones existentes y concluyó que incluso pequeñas cantidades de alcohol pueden dañar el cerebro.

Si bien estos estudios destacan que ningún nivel de consumo de alcohol está exento de riesgos, las investigaciones más recientes sugieren que se puede beber sin riesgo en cantidades muy pequeñas, pero mucho menos de lo que se piensa.

Los investigadores del Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud, entre los que se encuentra Bryazka, participaron en el análisis del estudio Global Burden of Disease del 2020. Analizaron los hábitos de consumo de alcohol en los distintos géneros y grupos de edad de todo el mundo y su relación con 22 enfermedades y lesiones, como las enfermedades hepáticas, el cáncer de mama y los accidentes de automóvil. Se proponían averiguar la cantidad diaria que una persona podía beber sin aumentar el riesgo de padecer estos trastornos, y el nivel de consumo de alcohol que producía un riesgo estadísticamente mayor que el de los abstemios.

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La respuesta fue diferente según la región geográfica y el grupo de edad, ya que distintos problemas de salud son más frecuentes en diferentes regiones y grupos etarios.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (en inglés) indican que las mujeres no deben consumir más de una bebida al día y que los hombres deben limitarse a dos. Sin embargo, el nuevo estudio establece el límite muy por debajo de eso.

Pero ante todo, ¿qué es una bebida?

Una bebida común contiene alrededor de 14 gramos de alcohol puro. Esa cantidad corresponde a 12 onzas de cerveza, 5 onzas de vino o 1.5 onzas de alcohol destilado.

Según el nuevo estudio de Bryazka y sus colegas, las mujeres de más de 50 años en Norteamérica deberían limitar el consumo de alcohol a poco más de media bebida al día para evitar riesgos para la salud. Los hombres pueden disfrutar de algo menos de tres cuartos de una bebida al día. A medida que envejecen y continúan evitando los problemas de salud derivados del consumo de alcohol, pueden beber un poco más, pero no mucho. Por ejemplo, las mujeres de 60 a 79 años pueden consumir sin riesgo algo menos de tres cuartos de una bebida al día. Los hombres pueden aumentar su consumo a los 60 años y disfrutar de casi una bebida entera, o entre el 70 y el 90%. Al llegar a los 80 años, las mujeres pueden permitirse cuatro quintas partes de una bebida y los hombres pueden consumir una bebida entera.

Según el estudio, cuando los adultos mayores superan estos límites, comienza a aumentar el riesgo de perder años de vida a causa de enfermedades y discapacidades. Por cada bebida de más que consumen al día, se exponen a un mayor riesgo de perder años de vida y de funcionalidad.

¿Ha llegado el momento de cambiar al agua carbonatada?

¿Cuál es la conclusión? ¿Deberíamos todos eliminar el alcohol por completo?

No necesariamente, según Sheron. Decidir el nivel de riesgo que estás dispuesto a asumir puede depender de tu riesgo personal de padecer determinadas enfermedades. Si te preocupa el cáncer, especialmente el de mama, la abstinencia puede ser tu mejor opción.

Para otros, el consejo suele ser el siguiente: si bebes mucho, deberías reducir el consumo. Y si no bebes en absoluto, no hay ninguna buena razón para comenzar.

Sin embargo, el alcohol aporta un beneficio que los estudios no miden.

“Lo que nunca se tiene en cuenta en ninguno de estos estudios es el placer que se obtiene del alcohol y las interacciones sociales que conlleva”, explica Sheron. “Si deseas consumir pequeñas cantidades de alcohol, es una decisión absolutamente razonable”.

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