Vida Sana
La mayoría de los medicamentos recetados se eliminan a través de los riñones. Lo mismo sucede con muchos de los medicamentos de venta libre. Incluso si no tienes ningún grado de insuficiencia renal, es importante hablar con el médico y el farmacéutico sobre los medicamentos que estás tomando, y en qué dosis y con qué frecuencia los tomas. Tal vez sea necesario ajustar la dosis para evitar efectos adversos o tóxicos o para no agravar el daño a los riñones.
Steven Coca, profesor de Medicina y Nefrología en la Facultad de Medicina Icahn en Mount Sinai en Nueva York, dice que debes conocer tu tasa de filtración glomerular estimada (eGFR), que es el parámetro principal de la función renal, y el cociente albúmina/creatinina en la orina (UACR), que es un indicador de daño en los riñones. La eGFR se incluye en todos los análisis de sangre estándar, que generalmente están cubiertos por el seguro. Es parte del análisis genérico más básico que te pueden prescribir.
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La prueba UACR de la relación albúmina/creatinina en la orina —que generalmente también está cubierta por el seguro, al menos en parte— indica el nivel de proteína en la orina; por lo común, se realiza una vez al año para monitorear el estado de los riñones de las personas que padecen de enfermedad renal. Esta prueba también monitorea los riñones en pacientes que han tenido diabetes tipo 1 durante cinco años o más y en pacientes con diabetes tipo 2.
“Debes conocer esos números, porque la enfermedad renal crónica es uno de los principales factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares. Muchos de los medicamentos que toman las personas mayores se eliminan a través de los riñones y, en algunos casos, pueden causar daño en el riñón o empeorar una enfermedad renal preexistente”, dice Coca.
Las personas más vulnerables a sufrir efectos secundarios adversos de algún medicamento en los riñones son los adultos mayores de 65 años, quienes tienen una enfermedad renal subyacente, las personas deshidratadas, los pacientes con presión arterial baja y quienes sufren varias enfermedades simultáneas (comorbilidad), como diabetes o alguna enfermedad cardíaca, o han tenido una operación cardíaca o un trasplante de corazón, explica Karthik Ramani, nefrólogo en Michigan Medicine en la Universidad de Míchigan.
Ramani sugiere que antes de tomar medicamentos, incluidos los de venta libre y los suplementos herbales, consultes con un proveedor de atención médica o un farmacéutico calificados y realices también tu propia investigación para obtener información de fuentes verificadas, como la Fundación Nacional del Riñón (NKF), la Asociación Médica Estadounidense (AMA), los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) y la Sociedad Estadounidense de Nefrología (ASN).
“En ciertas situaciones, como cuando un paciente necesita quimioterapia que podría salvarle la vida, pero al mismo tiempo dañarle los riñones, el paciente podría decidir tomar los medicamentos de la quimioterapia a pesar del posible daño renal. Este tipo de situación debe conversarse con el médico para evaluar los beneficios y los riesgos de tomar esos medicamentos”, dice la Dra. Michelle Josephson, nefróloga y profesora de Medicina y Cirugía en el Departamento de Medicina de la Universidad de Chicago y expresidenta de la Sociedad Estadounidense de Nefrología.
Derek Owen, farmacéutico clínico en el equipo renal del Departamento de Medicina de la Universidad de Chicago, advierte que no se debe suponer que un medicamento es inocuo solo porque puede comprarse sin receta. “Muchos medicamentos de venta libre contienen varios fármacos, por lo que es importante leer siempre la etiqueta para asegurarte de que todos los ingredientes son seguros para ti”, dice.
Estos son algunos de los medicamentos que pueden afectar los riñones.
1. Analgésicos comunes
Qué son: la mayoría de los analgésicos de venta libre se ubican en dos categorías, fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y acetaminofén. Los medicamentos AINE calman el dolor, reducen la fiebre y alivian algunos síntomas del resfrío. Su capacidad para reducir la inflamación con frecuencia los hace más eficaces que el acetaminofén, que se usa para tratar el dolor leve a moderado y para reducir la fiebre.
Ejemplos: entre los medicamentos AINE de venta libre se cuentan la aspirina (Bayer, Anacin, Bufferin), el naproxeno (Aleve) y el ibuprofeno (Advil, Motrin). Los AINE de prescripción médica por lo general se usan para tratar el dolor de la artritis, la gota, los dolores menstruales y el dolor de cabeza. El acetaminofén incluye marcas como Tylenol y Actamin.
Entro los analgésicos recetados conocidos se cuentan la codeína, la oxicodona, la hidrocodona y la metadona. Owen agrega que los AINE conocidos incluyen la indometacina, el meloxicam y el celecoxib.
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