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12 cosas que aprendimos de "Elizabeth Taylor: The Lost Tapes" 

El documental de HBO revela su infancia perdida, los escándalos, sus ambiciones, su inseguridad y sus roces con la muerte.


spinner image Elizabeth Taylor
Cortesía de HBO

Elizabeth Taylor posiblemente fue la mujer más famosa del mundo desde los 10 años hasta su muerte en el 2011. Y, sin embargo, a lo largo de su singular vida, marcada por triunfos y tragedias, fue definida por otros: los estudios de Hollywood, sus siete maridos y la prensa insaciable. Ahora, en el revelador documental original de HBO dirigido por Nanette Burstein, Elizabeth Taylor: The Lost Tapes (se estrena el 3 de agosto en HBO y Max), la fallecida estrella finalmente tiene la oportunidad de definirse a sí misma de una vez por todas.

Este documental —extraído de más de 40 horas de entrevistas de audio previamente inéditas que son a veces escandalosas, vulnerables y desafiantes— nos brinda la oportunidad de escuchar a la actriz hablar abiertamente sobre cómo era estar del otro lado de la cámara, cómo era ser Elizabeth Taylor. Estas son 12 de las cosas más fascinantes que aprendimos del nuevo documental que no te puedes perder.

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Ella no se consideraba hermosa.

Taylor le cuenta a un entrevistador que siempre se sintió como un fraude cuando la gente hablaba de su belleza, diciendo "no soy tan bonita... quiero decir, por dentro". Debido a su problemática vida personal —ocho matrimonios con siete hombres (se casó dos veces con Richard Burton)— creía que el público censuraba su comportamiento considerándolo "ilícito e inmoral". Aunque ella no se sentía inmoral, y agrega que pagó un precio muy alto por sus errores.

spinner image Elizabeth Taylor de niña
Cortesía de HBO

Su ambición se extinguió temprano.

Durante una visita que cambió su vida al estudio de cine Warner Bros. con sus padres a los 10 años, su sueño se hizo realidad. Su único deseo era convertirse en actriz, aunque su madre, una exactriz, estaba totalmente en contra. Después de su debut en Lassie Come Home, Taylor iba a la escuela del estudio MGM durante tres horas al día y luego actuaba en el set de rodaje durante ocho horas más. Le dijeron que era demasiado pequeña para protagonizar la película de carreras de caballos National Velvet, y afirma que se estiraba obsesivamente todos los días hasta que creció 3 pulgadas. Impresionado por su tenacidad, el director le dio el papel.

Fue sexualizada a una edad temprana.

Elizabeth Taylor, que interpretó a la esposa del actor Robert Taylor en la película Conspirator a los 16 años, tuvo que besar a su coprotagonista (sin parentesco) en pantalla, solo una semana después de su primer beso en la vida real. "El beso de la película fue mejor que mi beso en la vida real", dice Taylor. "Me lanzaron al mundo de los adultos... pero en mi propio mundo, yo era tan solo una niña pequeña aterrorizada". Los publicistas de MGM la enviaron en citas románticas falsas para despertar el interés de la prensa. A los 18 años, conoció y se casó con el heredero del imperio hotelero Conrad Hilton Jr., de 23 años. "No estaba preparada para ser adulta", recuerda. "Había estado protegida y resguardada; el resultado fue que cometí errores horrendos". Taylor estaba tan asustada de consumar su primer matrimonio que se encerró en el baño en su noche de bodas. "No sucedió nada durante tres días", dice ella, riendo, agregando que para superarlo tuvo que tomarse un trago.

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(De izquierda a derecha) Richard Burton y Elizabeth Taylor
Alamy

Sus ojos no eran de color violeta.

Cuando le preguntan de qué color son sus ojos mundialmente famosos, Taylor responde: "azul oscuro", y agrega que la leyenda de sus ojos de color violeta fue "la idea romántica de algún periodista".

spinner image Elizabeth Taylor frente a un espejo en una foto en blanco y negro
Getty Images

Ella era terriblemente insegura como actriz.

Cuando Taylor obtuvo su primer papel dramático en la película de George Stevens A Place in the Sun, tenía miedo de actuar junto al actor de teatro Montgomery Clift. "En realidad, solo había actuado con caballos y perros", explica. "Me encantaba tener la oportunidad de actuar. Me aferré con todas mis fuerzas y pareció funcionar". Sin embargo, odiaba los papeles que MGM le daba. "Me daban papeles terribles, que harían fracasar a cualquiera... Me sentí morir por dentro después de años y años de críticas que decían que no era más que una cara bonita y superficial".

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(De izquierda a derecha) Montgomery Clift y Elizabeth Taylor en "A Place in the Sun".
Getty Images

Solo se sentía segura en la presencia de hombres gay.

Todos los amigos más cercanos de Taylor eran actores que mantenían en secreto su homosexualidad: Clift, Roddy McDowall y Rock Hudson. Ella dijo que solo se sentía realmente segura con ellos porque sabía que no se le insinuarían. El período que pasó en Nueva York con McDowall y Clift después de su divorcio de Hilton fue uno de los momentos más despreocupados y felices de su vida.

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Ella nunca tomó clases de actuación.

"Creo que cualquier técnica o talento que pueda tener no es una técnica, es un instinto", explica Taylor. "Para que una actuación parezca natural se requiere un tremendo esfuerzo".

spinner image Elizabeth Taylor y James Dean en el set de "Rebel Withour a Cause".
(De izquierda a derecha) Elizabeth Taylor y James Dean en el set de "Rebel Withour a Cause".
Corbis via Getty Images

Su dolor por la muerte de su querido coprotagonista James Dean acabó con su matrimonio.

Taylor sintió una conexión inmediata con su volátil coprotagonista de Giant, de 24 años. Una noche, Dean le reveló muchos secretos personales y se sintió tan vulnerable por haberse sincerado con ella que dejó de hablarle por varios días. La muerte de Dean la sumergió en un período de profunda introspección y la convenció de que debía divorciarse del actor británico Michael Wilding (esposo n.º 2), 20 años mayor que ella. Ella se culpa a sí misma por el fracaso del matrimonio. "Se lo hice pasar mal. Lo oprimí. Lo dominé. Pensé que él me dominaría, pero no lo hizo. Yo necesito a alguien que me domine". Podría haber sido aún peor: ella había estado en el asiento del pasajero del Porsche de Dean el mismo día que él falleció al estrellar su vehículo.

Se suponía que ella estuviera en el vuelo en el que murió su tercer esposo, Michael Todd.

Taylor amaba profundamente al carismático productor de la película ganadora del Óscar Around the World in 80 Days. (“Él era capaz de robarte el oro de los dientes con su encanto”, bromea con cariño). Veinte años mayor que ella, Todd le regaló a Taylor un anillo de compromiso con un diamante de 29 y 7/8 quilates “porque un diamante de 30 quilates habría sido vulgar”; ella se refería a la piedra preciosa como su “pista de patinaje sobre hielo”. Ella había planeado volar con Todd a Nueva York en 1958, pero tenía un resfriado y se quedó en casa. Taylor dice que sabía que algo malo iba a pasar porque el matrimonio era "demasiado bueno para ser verdad". El avión privado de Todd, el Liz, se estrelló cerca de Grants, Nuevo México, causando la muerte del productor y de otros tres pasajeros.

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(De izquierda a derecha) Elizabeth Taylor, Eddie Fisher y Debbie Reynolds.
Getty Images

Ella nunca se vio a sí misma como una rompehogares.

La aventura amorosa de Taylor con el cantante Eddie Fisher, esposo de Debbie Reynolds, provocó un escándalo. "Y entonces todo se vino abajo", dice ella. Taylor confiesa que nunca amó realmente a Fisher, y dice que el dolor de Reynolds fue solo una actuación. "No puedo decir nada en contra de Debbie, pero ella montó todo un espectáculo con sus trenzas y los imperdibles de los pañales en la blusa, fingiendo que le había causado una gran conmoción". El matrimonio con Fisher no duró, y años después, la hija de Reynolds, Carrie Fisher, dijo mordazmente: "Elizabeth Taylor fue mi madrastra, pero no fue nada personal". Taylor admite, "Fue un enorme y terrible error y lo supe antes de que nos casáramos pero no fui capaz de salir de ese lío".

Perdió el Óscar que deseaba y ganó el Óscar que no creía que se merecía.

Cuando Taylor fue nominada al Óscar a la mejor actriz por Suddenly, Last Summer, ella deseaba ganarlo desesperadamente, pues hubiera hecho que el público finalmente la viera como una actriz, no solo como una estrella de cine. "Creo que si hubiera sido una chica buena probablemente lo habría ganado", comenta. El premio lo obtuvo Simone Signoret por Room at the Top. Taylor finalmente ganó la estatuilla por interpretar a una chica de mala reputación en el filme de la década de 1960 Butterfield 8, una película que odiaba. "Me obligaron a actuar en ella", explica. "Era una porquería tan grande que me enfureció". Taylor pensó que solo lo había ganado porque acababa de estar hospitalizada con neumonía y estar a punto de morir, lo que interrumpió el rodaje de Cleopatra. "Gané el premio por mi traqueotomía. Debieron compadecerse de mí porque la película era una vergüenza. Era espantosa".

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(De izquierda a derecha) Elizabeth Taylor y Richard Burton.
Getty Images

Su adulterio con Richard Burton escandalizó al Vaticano.

Cuando ella y Burton, también casado, se enamoraron perdidamente durante el rodaje de Cleopatra, los paparazis se ocultaron entre los arbustos con lentes teleobjetivo para capturarlos besándose, y el mundo entero perdió la cabeza. Incluso el Vaticano la censuró. Taylor quedó prendada de la incapacidad del alcohólico Burton para siquiera llevarse una taza de café a los labios con sus temblorosas manos. "Nunca había visto a un hombre con tanta resaca", dice ella. Burton reveló el secreto del atractivo irresistible e intangible de Taylor: "Elizabeth pertenece a la realeza, es como una reina. Es la inaccesibilidad de Elizabeth lo que la hace tan excitante".

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