Vida Sana
Estos viejos jeans míos han visto mejores días.
Antes eran de color azul oscuro, pero ahora están descoloridos.
Supongo que esa es la historia de mi vida.
Empecé siendo inocente y ahora estoy desencantada.
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Así empieza una canción que escribí a principios de la década del 2010, cuando me consideraba compositora, aunque me sobraban palabras y me faltaba talento musical. Los jeans en cuestión eran unos Levi's con corte de bota y cintura baja que, de algún modo, sobrevivieron al aumento y la pérdida de peso inducidos por los esteroides, a dos embarazos (y a la lucha que siguió por recuperar la figura) y que permanecieron 12 años más o menos entre las prendas más preciadas de mi armario, por encima de los pares más amplios de Old Navy y de los más caros de 7 for All Mankind. Me gustaría decir que fue porque buscaba la comodidad de lo familiar, y era cierto, pero había algo más. Me quedan bien, parecen decir "veo esas curvas y te apoyo". Se sentían como jeans de tela de algodón gruesa y resistente que se había vuelto tan suave como la mantequilla con el tiempo. Incluso con agujeros parchados (y vueltos a parchar), desgastados en los muslos y algunas trabillas del cinturón desgarradas por años de tirar de ellas al ponérmelos, mis Levi's eran dignos de la canción de amor que les había escrito.
Y como los 501 originales de Levi's celebran este año 150 años de producción, sé que no soy la única que piensa así.
El 20 de mayo de 1873, Levi Strauss & Co. y el sastre Jacob Davis recibieron la patente de los remaches de cobre que se aplicaban a los pantalones de trabajo de mezclilla. Los jeans 501 de Levi's entraron poco después en el mercado de San Francisco y en el léxico estadounidense. El resto, como dicen, es historia.
Los 501 fueron hechos para soportar los rigores de las largas jornadas de trabajo en los patios del ferrocarril y en las granjas. En el camino, los jeans se ganaron el aprecio de generaciones de amantes de la moda. Desde entonces han alcanzado el rango permanente de "imprescindibles" en guardarropas tanto elegantes como desaliñados.
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