Lo que sé ahora: Candice Bergen

Fama efímera

En los días de Murphy Brown, la cuestión de la celebridad me afectó bastante.  Me definió a mí y mis relaciones con el público, con mis amigos, con mi esposo [cineasta Louis Malle, quien falleció de linfoma en 1995] y con nuestra hija [Chloe, ahora de 29 años]. Pero la fama pasa; por lo menos la intensidad de la misma. Te toma un momento darte cuenta de que tienes que deletrear tu nombre cuando estás tratando de hacer una reservación para ir a cenar. La fama me duró bastante. Fue agradable tener fama, y ​​es también muy agradable no tenerla.

Siempre madre de familia

Fui madre vieja por primera vez. Tenía 39 años cuando nació mi hija, que en ese entonces se consideraba vieja.  Estuve muy presente como madre, lo demostraba mucho y estaba en el cielo de tanto amor y hasta el día de hoy. Y era muy estricta como madre. Son los padres que eran tremendos de niños los que se convirtieron en padres estrictos. Mi hija tiene 29 años ahora. A pesar de mis esfuerzos, ya no necesita que la siga criando. Ella se cuida muy bien.

Amar de nuevo

No quise salir con nadie por tres años después de que mi esposo murió. Pero cuando conocí a Marshall Rose [su marido magnate de bienes raíces, desde el 2000], supe que ese era.  Era un hombre en el que confié completamente. Eso es lo que pasa con el amor en el ocaso de la vida. No sientes la ansiedad que sentías cuando eras más joven. Es más vibrante, y se convierte verdaderamente en un asunto de compañía.

El lado bueno

He sido una chica muy afortunada. Razón por la cual cuando cae una sombra grande —pasar por una enfermedad terminal grave con un ser querido— se siente como si te sacaran la alfombra por debajo de los pies, como si te dijeran: "Ahora te vamos a dar las cosas como son de verdad". Así es como funciona el universo. La vida te sorprende de maneras maravillosas y terribles. Cualquier persona que no lo sepa está desarmada.

— Informe de David Hochman