Vida Sana
| Michael Douglas desea saber cuánto tiempo tenemos. No porque tenga que marcharse deprisa a jugar al golf, como lo hace muchas tardes, o a recoger a sus dos hijos menores —su hijo Dylan, de 15 años, y su hija Carys, de 12— de la escuela. Douglas habla del tiempo en un sentido más amplio, el sentido cósmico. “Quiero decir, eres tonto si a mi edad no te vuelves más consciente de cómo quieres pasar tus días”, dice, mirando el horizonte de Manhattan desde un apartamento del centro de la ciudad. Al sopesar esa idea, menciona que su padre, Kirk, cumplirá 100 años en diciembre. Para comprender ese estupendo logro, el hijo del legendario actor del hoyuelo en la barbilla le pide ayuda al gran y poderoso oráculo de nuestros tiempos. “Oye, Siri”, le susurra Douglas a su iPhone, con la misma voz —aún suave— con la que interpretó a Gordon Gekko. “¿Cuántas personas en el mundo tienen 100 años o más?”.
Douglas muestra su sonrisa magnética mientras Siri lo piensa. A los 71 años, este actor y productor ganador de premios Óscar, vestido con un traje a la medida de color azul oscuro que le realza el azul claro de sus ojos y la luminosa cabellera plateada, se ve fantástico. Como bromea Paul Rudd, el coprotagonista de Douglas en la exitosa película de superhéroes del verano pasado, Ant-Man: “Michael todavía compite con Jeff Bridges por la mejor cabellera de Hollywood”.
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Pero el éxito hoy en día es mayor para Douglas que la suma de sus papeles en las películas. “El mundo del espectáculo no es lo más importante en el mundo”, dice. Una segunda oportunidad para ser padre, otra oportunidad para su matrimonio, no tener cáncer, su recién encontrada espiritualidad, simplemente saborear el sándwich de pastrami en pan de centeno de Katz’s Deli que tiene frente a él: es ahí donde encuentra significado. ¿Qué es lo que pasa?
“Se llama mortalidad”, dice, riéndose.
También sigue siendo prodigiosamente productivo. Luego de más de 50 películas —entre ellas Fatal Attraction, Wall Street, The American President y Wonder Boys— Douglas sigue haciendo algunos de sus papeles más audaces, especialmente en Behind the Candelabra de HBO, por el cual ganó un premio Emmy en el 2013 al interpretar a Liberace en su mejor momento. La última película de Douglas es una de suspenso, Unlocked, que se lanzará pronto, en la cual de nuevo interpreta a un intimidador de moralidad ambigua con suficiente encanto diabólico para conquistarte.
Con ocasión del premio de Movies for Grownups 2015, de AARP, que recibió en febrero por su trayectoria artística, Douglas reflexiona sobre una vida con tantas subidas y bajadas como las calles de San Francisco —el lugar donde primero demostró sus habilidades durante la popular serie de televisión epónima—. Su recorrido incluyó una separación de su esposa, la actriz Catherine Zeta-Jones, en el 2013, mientras ella luchaba con el trastorno bipolar.
“Ambos luchamos por ello”, Douglas dice sobre la salvación de su matrimonio. “No creo que haya mucha posibilidad de arreglar una relación si uno de los dos ya salió por la puerta”. Dice Zeta-Jones: “Pienso que ambos somos más apacibles y sabios. Eso sucede de manera natural con el tiempo. Agradecemos lo que tenemos”.
Además, Cameron, de 37 años —el único hijo de Douglas con Diandra Luker, su primera esposa, con quien estuvo casado por 23 años—, todavía está en la cárcel en Nueva York por una condena por drogas en el 2010. Se espera que sea puesto en libertad en el 2017. “Ahora lo veo dos veces al mes porque está encarcelado más cerca de nuestro hogar”, dice el actor con una resignación práctica. “Es drogadicto, pero ha cumplido más de la condena que le corresponde por eso”.
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