Vida Sana
A Roberto Clemente lo llamaban “El Grande” porque era un superhéroe en el campo de béisbol y fuera de él, esforzándose siempre por ayudar a los enfermos y a los pobres hasta que perdió la vida en un trágico accidente de avión, a los 38 años. Ahora, sus compatriotas boricuas podrán conocer tanto al atleta estrella como al filántropo cuando se reabra el 15 de octubre una exposición sobre Clemente que se inauguró el año pasado, pero que se cerró en medio de la pandemia de COVID-19.
La exposición —que estará abierta hasta el 2023 en el Museo del Deporte de Puerto Rico, en la ciudad de Guaynabo— incluye decenas de objetos prestados por el Clemente Museum en Pittsburgh, donde Clemente jugó con los Pirates durante 18 temporadas. La colección incluye recuerdos, fotografías y documentos que recorren la legendaria carrera del astro puertorriqueño, alzado al Salón de la Fama en 1973, y sus igualmente legendarios esfuerzos humanitarios.
¡ÚLTIMA OPORTUNIDAD! - Únete a AARP a precios del 2024; las tarifas aumentan en el 2025.
Obtén acceso inmediato a productos exclusivos para socios y cientos de descuentos, una segunda membresía gratis y una suscripción a AARP The Magazine.
Únete a AARP
“Ha habido tantos eventos, exposiciones y celebraciones diferentes en honor a papá en todo el mundo”, dice su hijo Luis Clemente, de 55 años, desde su casa en San Juan, Puerto Rico. “Pero tener esto en Puerto Rico es mucho más significativo. Papá siempre estuvo muy orgulloso de ser puertorriqueño”.
El astro
Roberto Clemente es posiblemente la figura deportiva más importante de Puerto Rico. El jardinero derecho de los Pirates de Pittsburgh se convirtió en uno de los mejores jugadores de béisbol de todos los tiempos: acumuló 3,000 hits en su carrera, lideró la Liga Nacional en el bateo en cuatro ocasiones, ganó 12 premios Guante de Oro consecutivos, ganó el premio al Jugador Más Valioso, llegó al All-Star en 12 de sus 18 temporadas y ayudó a su equipo a derrotar a los Orioles de Baltimore en la Serie Mundial de 1971. Recibió póstumamente la Medalla Presidencial de la Libertad, el más alto honor civil de Estados Unidos, en el 2003, cuando el presidente George W. Bush se la entregó a Vera Clemente, su viuda.
“La exposición muestra la secuencia, año tras año, de su carrera, lo que hizo, lo que logró, cómo evolucionó hasta convertirse en una estrella”, dice su hermano mayor, Justino Clemente, de 93 años, quien vive en Carolina, Puerto Rico y asistió a la inauguración el año pasado. “Después de su accidente, no he estado en paz y siempre he pensado en cómo sucedió; pero ese día pensé en el tiempo que pasó en Estados Unidos y agradezco que hayan traído parte de su vida de vuelta aquí a Puerto Rico, me dio mucha felicidad”.
La exposición presenta una cronología de la vida de Roberto Clemente y ocupa unos 10,000 pies cuadrados, es decir, toda la primera planta del museo de dos pisos. Los visitantes ven primero una breve película introductoria en el teatro del museo y luego pasan a las exposiciones.
Entre los objetos se encuentran un Guante de Oro de 1966, un par de calcetines suyos, camisetas, uno de los bates que utilizó la noche en que consiguió su hit número 3,000, un mosaico de más de 100 fotos de Clemente, tarjetas de béisbol con su imagen que van desde 1955 hasta 1973 y fotos suyas a tamaño real. También hay fotos y objetos exclusivos de la exposición en Puerto Rico, incluidos artículos prestados por coleccionistas y tres pinturas de Clemente realizadas por artistas puertorriqueños, dice Edwin Hernández, director del Museo del Deporte.
El filántropo
Hernández dice que la exposición, que atrajo a unas 300 personas en las dos primeras noches de la gran inauguración del año pasado, dará a los visitantes una idea más clara de la influencia de Clemente en todo el mundo. Recordó cómo, durante un viaje a Nicaragua en el 2001, le impresionó el afecto y el respeto de la nación por Clemente.
Clemente y la nación centroamericana quedarían inextricablemente vinculados cuando el avión con destino a Nicaragua que transportaba suministros de ayuda para los sobrevivientes de un terremoto —una misión humanitaria dirigida por Clemente el 31 de diciembre de 1972— se estrelló frente a la costa de Puerto Rico poco después del despegue, cobrando la vida de todos a bordo.
Clemente había insistido en entregar la ayuda él mismo porque le preocupaba que personas malintencionadas en Nicaragua estaban robando los suministros de ayuda.
“Su nombre está en muchos lugares en Nicaragua”, dice Hernández. “Ahí fue donde comprendí realmente la magnitud de su importancia. Puso a Puerto Rico en el mapa mundial”.
Luis Clemente —que solo tenía seis años cuando murió su padre— recuerda a un activista y filántropo de gran corazón que luchaba contra el insomnio y visitaba a los enfermos en los hospitales por la noche para evitar la atención de la prensa; un padre que tocaba la armónica, era un ávido alfarero y siempre tenía un bate junto a su asiento favorito en la sala de estar (para poder ejercitar la muñeca).
También te puede interesar
Héroes del deporte que derribaron obstáculos
Atletas afroamericanos hablan de los pioneros que les abrieron camino.
12 grandes películas de béisbol para ver por transmisión directa ahora
Una alineación estelar de conmovedoras cintas.
Roberto Clemente Jr. sigue las huellas del padre
Lucha contra el hambre en la isla y mundialmente.