Vida Sana
Si piensas que Pamela Anderson solo es otra rubia desventurada que una vez fue un símbolo sexual —chica de la revista Playboy, superestrella de Baywatch, víctima del robo de un “video sexual” que en realidad no lo era—, no eres el único, para gran pesar de Anderson. El objetivo de su nueva autobiografía, Love, Pamela, es corregir lo que se cuenta acerca de ella mediante un relato empático de su vida hasta ahora (tiene 55 años) y compartir su historia con una mezcla singular de su propia poesía y prosa. (La publicación del libro coincidió con el lanzamiento el 31 de enero del documental de Netflix que lo acompaña, Pamela, A Love Story).
“No me imaginé que iría a pasar esta parte de mi vida dando explicaciones a la gente”, escribe Anderson en su libro. “Esto es solo la vida de una chica, mis recuerdos, mis experiencias. Fue así como lo hice; esta es mi propia fábula. Lo único que puedo ofrecer es mi verdad”.
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Además, resalta Anderson, su autobiografía fue redactada sin escritores fantasmas, colaboradores ni contenido que no haya escrito ella misma. Ella lo hizo todo, y es más inteligente, culta, amable y políticamente perspicaz de lo que sugeriría hasta este momento su imagen pública.
Es franca sobre sus remordimientos (varios matrimonios fracasados) y su amor por sus padres, a pesar de su niñez difícil en un pueblito canadiense. También se enorgullece de su activismo y sus logros, en particular de haber criado a dos hijos equilibrados con uno de sus exesposos, el roquero Tommy Lee. Lee sigue siendo el amor de su vida y “el hombre de mis sueños”, a pesar de que se divorciaron hace mucho tiempo. Al final del libro, Anderson le agradece por haber sido “el catalizador de todo lo bueno en mi vida”.
A continuación, otros 10 datos destacados de Love, Pamela.
1. Anderson es una gran lectora
La cantidad de libros que ha leído y que menciona en su autobiografía es impresionante. Le encanta la poesía (Pablo Neruda es su favorito; le gusta leer sus poemas en voz alta, aunque no habla español). Escribe sobre libros que ha leído acerca de psicología, filosofía, crianza, mitología, arte, actuación e incluso cuentos de hadas. Lee los escritos de Frida Kahlo, Sylvia Plath, Anaïs Nin, Virginia Woolf, Doris Lessing, Emily Dickinson, etc.
Su padre, aunque cuando Anderson era niña a veces se emborrachaba y maltrataba a la madre de ella, tenía una gran biblioteca, donde la actriz un día descubrió a Shakespeare.
“Me quedé pasmada; era tan bello, como si fuera totalmente otro idioma”, escribe. Incluso ahora, Anderson todavía es capaz de recitar el soliloquio de Hamlet.
2. Captó la atención de Playboy por una cerveza
Fue contratada para unos anuncios publicitarios en la “gran ciudad” de Vancouver como la Blue Zone Girl (Chica de la zona azul), y apareció por primera vez frente a una muchedumbre en la pantalla Jumbotron de un estadio, usando una camiseta con el lema “Enter the Blue Zone”. Escribe que odiaba su imagen en esa pantalla. Pero entonces Marilyn Grabowski, la famosa editora fotográfica de Playboy, la llamó para decir que por eso se habían fijado en ella y que Hugh Hefner estaba interesado en fotografiarla para la portada de la edición de octubre de 1989.
3. Admira a Hugh Hefner
Para Anderson, el difunto Hef (que murió en el 2017), era como la “personificación de la caballerosidad, un verdadero caballero: elegante, apasionado, tan encantador y, sin embargo, con esa risa de niñito”. A ella le gustaba la mansión de Playboy, que le parecía como “Disneyland sin los fuegos artificiales”. Durante una visita, le impresionó una pintura de Salvador Dalí colgada en una pared. A Hefner le impresionó que ella supiera quién era el pintor español.
En un poema, Anderson describe su aparición en Playboy como “un honor y un privilegio” y algo “inspirador”, al tiempo que reconoce las repercusiones personales:
Nunca lo consideré como si fuera inmoral o lascivo, pero la desventaja inesperada fue que quizás me hizo tropezar.