Vida Sana
Cuando era pequeño y soñaba en convertirse en un cantante profesional, cada semana Anthony Dominick Benedetto se sentaba junto a la radio en su hogar familiar en Astoria, Queens, Nueva York, y escuchaba el programa de búsqueda de talentos Major Bowes’ Amateur Hour. Una noche en 1935, el grupo ganador fue Hoboken Four, y el joven Tony nunca olvidó a su presentador de 19 años, Frankie Sinatra. Estudió su técnica vocal, imitó su respiración y llegó a convertirse no solo en su mejor amigo, sino en el artista que el propio Sinatra llamaba “el mejor cantante de la escena. Logra transmitir lo que el compositor tenía en mente, y tal vez un poco más”.
Tony Bennett, quien falleció el viernes a los 96 años de una causa desconocida, fue más conocido por su éxito de 1962 “I Left My Heart in San Francisco”, un tema que ocupa el puesto 23 en la lista de la Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos (RIAA) de canciones de mayor relevancia histórica del siglo XX. La cantó por primera vez en 1961 en el Venetian Room del Fairmont Hotel de San Francisco. Casi 60 años después, durante la pandemia de COVID-19, condujo a toda la ciudad en un coro de la canción para levantar el ánimo, y tuiteó a todo el mundo con la frase “¡Comparte el amor y la fuerza en toda la bahía!”.
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La larga carrera artística de Bennett como intérprete de canciones pop tradicionales, música de orquesta, música de espectáculo y jazz compite con la de Sinatra solo por la participación en el cancionero estadounidense, y los admiradores debatieron durante años sobre cuál cantante tenía el mejor fraseo y ritmo o despertaba el mayor efecto emocional.
A diferencia de casi todos los cantantes de su generación, Bennett logró no solo revivir su carrera luego de que decayera en los 70 (y se afianzaran los problemas relacionados con drogas y finanzas) sino reinventarse en una figura contemporánea y al mismo tiempo mantener la esencia de su estilo. Lo logró en los 90, en gran medida gracias a su dúos con artistas jóvenes como k.d. lang y Elvis Costello, quienes se cruzaron al repertorio jazzístico de Bennett en vez de que sucediera a la inversa.
En el 2014, colaboró con Lady Gaga y se convirtió en el intérprete de más edad en tener un álbum número 1, "Cheek to Cheek". Solamente en su novena década vendió más de diez millones de discos y celebró su 90.° cumpleaños con un libro con sus recuerdos de amigos e influencias importantes (Just Getting Started), y un programa especial de televisión en horario estelar, Tony Bennett Celebrates 90: The Best Is Yet to Come.
“La esencia de Tony es seguir adelante”, dijo en ese momento su hijo Danny, que es su representante. “Me dice que mientras no le tiemble la voz y al público le guste escucharlo, seguirá cantando hasta que muera”.
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