Vida Sana
No hay señal más evidente de la llegada del otoño que las brillantes calabazas de color naranja que decoran los porches de los vecinos, las que se amontonan en el puesto de la granja local o el sabor de temporada del café con leche en tu cafetería favorita.
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No te limites a comprar una calabaza gigante para Halloween y tirarla cuando hayan pasado los niños en busca de golosinas. Se pueden hacer muchas cosas con esta versátil calabaza de invierno.
Según el Servicio Nacional de Estadísticas Agropecuarias del USDA, cada año se producen más de 2,000 millones de calabazas, entonces aprovecha al máximo la cosecha y haz rendir tu dinero. Las calabazas están repletas de vitamina A, son una buena fuente de vitamina C y potasio, y están cargadas de betacaroteno, un potente antioxidante que combate el cáncer, según el American Institute for Cancer Research.
Las calabazas que la mayoría de las personas seleccionan para hacer sus farolillos se cultivan normalmente por su tamaño y forma, pero el hecho de que sean grandes no significa necesariamente que sean más sabrosas. Los distintos tipos de calabazas contienen cantidades variadas de agua y tienen texturas diferentes. Debes tener todo esto en cuenta si piensas cocinarlas. La buena noticia es que todas las calabazas pueden consumirse en su totalidad (excepto el tallo). Si sigues una receta, te conviene averiguar cuál es la mejor variedad. Considera una de las muchas variedades tradicionales disponibles en tu tienda local o en el mercado agrícola.
Sea cual sea el tipo de calabaza que compres, utilizarla entera es divertido, te permite ahorrar dinero y servirá para preparar varias comidas mucho después de que se hayan guardado los adornos de Halloween.
Calabazas para decorar
Hay un tipo de calabaza que no se cocina: la que has tallado y tienes expuesta junto a la puerta de tu casa.
“Una vez que cortas una calabaza, empieza a pudrirse”, dice Joe Frillman, chef ejecutivo del restaurante Daisies de Chicago. Puedes utilizar las fibras y las semillas que saques de una calabaza fresca antes de tallarla, pero lo que quede en tu porche corre el riesgo de contaminación animal y no debe consumirse.
Las calabazas que se usan como parte de una decoración de mesa se pueden comer, pero no comas nada que se haya decorado con un rotulador permanente u otros materiales artísticos potencialmente tóxicos.
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