Vida Sana
Sin un lugar al que pudiera llamar 'hogar', Jason Rozelle, de 57 años, comenzó a dormir en su Nissan Infinity el verano pasado. En la afluente ciudad de Olathe, en Kansas, Rozelle no tenía un techo.
Estacionaba en una gasolinera en la noche y buscaba trabajo en el día con su computadora portátil en la biblioteca. Había hecho solicitudes para “al menos 100” empleos, pero sin suerte. Con cupones para alimentos, Rozelle compraba sándwiches de pollo en Walmart o calentaba fideos ramen en el microondas de la gasolinera. Una iglesia le daba de a $20 para gasolina y a veces le daba comida.
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Rozelle es un buen ejemplo de algo que —según advierten los expertos— es un fenómeno alarmante, y es que va en aumento la cantidad de personas mayores que no tiene un techo permanente en Estados Unidos.
La falta de vivienda entre los adultos mayores
Infórmate más sobre la crisis de las personas sin vivienda y cómo ayudar:
- Conoce a cuatro adultos mayores que han sobrevivido a la falta de vivienda: sigue la trayectoria de estas personas que pasaron de la calle a refugios y luego a un hogar permanente.
- Recursos de vivienda y ayuda para quienes no tienen hogar: consulta recursos federales, estatales y locales para quienes carecen de vivienda y descubre qué puedes hacer tú en tu comunidad.
“En estos momentos, hay un aumento drástico” en la cantidad de personas mayores que no tienen vivienda, dice Jeff Olivet, director ejecutivo del Consejo Interagencial para Personas sin Vivienda de EE.UU. (USICH). “Los adultos mayores de 55 años probablemente sean el grupo de personas sin hogar que más aumenta... y para muchos de ellos, es algo que les sucede por primera vez”.
Los motivos son complejos. A medida que envejece la población, son más las personas que corren el riesgo de vivir en la pobreza, más las que sobrevivirán a un cónyuge y más las que subsistirán con ingresos limitados, al tiempo que el costo de la vivienda se dispara en muchas comunidades. La mayoría de la asistencia y las protecciones de vivienda relacionadas con la pandemia han caducado.
Además, muchas personas con ingresos estancados están en edad de jubilarse o trabajan a tiempo parcial, en trabajos por hora o en puestos con poca posibilidad de aumentos salariales, dice Olivet.
El número creciente de personas sin un lugar para vivir, de todas las edades, es tan significativo que el 19 de diciembre el presidente Biden lanzó un plan estratégico federal para reducir la falta de vivienda en un 25% para el 2025. El plan, creado por el Consejo Interagencial de Estados Unidos sobre Personas sin Hogar (USICH), abordará la falta de vivienda asequible, ayudará a las personas en crisis y evitará que las personas pierdan su hogar en primer lugar. Y presta especial atención a las personas más afectadas: las personas de color, los veteranos, las personas con discapacidades y los adultos mayores.
“Ha habido una tendencia cada vez mayor en los últimos años en la que vemos a muchos más adultos mayores sin hogar, dice Richard Cho, asesor sénior de vivienda y servicios en el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos (HUD). Entre el 2009 y el 2017, la cantidad de personas sin hogar de entre 51 y 61 años creció del 14% de la población sin vivienda de todo el país a casi el 18%, dice Cho. El porcentaje de personas de 62 años o más que no tienen un techo casi se duplicó. Y un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Pensilvania en el 2019, que analizó las poblaciones en los albergues de las ciudades de Nueva York, Los Ángeles y Boston, predijo que para el 2030 la cantidad de personas de 65 años o más que no tendrán vivienda casi se triplicará con relación al 2017.
Los rostros detrás de la tendencia incluyen a las personas con falta crónica de vivienda que conforman la mitad más joven de la generación de los baby boomers, quienes por mucho tiempo han sido el grupo dominante entre los adultos sin hogar. Su edad promedio en 1990 era de 30 años; hoy, es de 62. Otros rostros pertenecen a personas que se quedaron sin casa o apartamento por primera vez, dice Alan Banks, de Friendship Place, un proveedor de servicios a personas sin hogar en Washington. Estas personas, dice, con frecuencia experimentan una “destrucción total de su vida”.
Sin un lugar donde vivir
La economía explica, en parte, por qué las personas caen en una situación desesperada.