Vida Sana
Nada dice "Felices fiestas" mejor que una tarjeta que nos envía la familia que reside en la casa más famosa del país, la Casa Blanca.
En esta tradición casi centenaria, las tarjetas de felicitación navideñas de la Casa Blanca se envían tanto a las personas muy importantes (VIP) como a los amigos muy importantes (VIF). De hecho, en las últimas décadas, el número de tarjetas enviadas ha pasado de las 1,854 que envió el presidente John F. Kennedy en 1962 (su última Navidad con vida) a más de 2 millones en el 2004, con el presidente George W. Bush, según un investigador.
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La forma en que la Casa Blanca celebra la Navidad es un tema apolítico que "unifica al país, ya seas republicano, demócrata o cualquiera que sea tu afiliación política", afirma la investigadora, Mary Evans Seeley, de 80 años, autora de Season's Greetings from the White House, un libro sobre las tradiciones navideñas de la Casa Blanca. Las fiestas de fin de año, entre las que se encuentra el encendido del Árbol de Navidad Nacional en diciembre, son valoradas por cualquiera que sea el partido en el poder y "unen al país", afirma.
A lo largo de las décadas, las tarjetas navideñas de la Casa Blanca han sido extravagantes, clásicas, hogareñas y coloridas. Han sido ostentosas (la de la familia Trump del 2020, con un mapa dorado de Estados Unidos en relieve, impreso en una tarjeta dorada) y juguetonas (la de la familia Obama del 2013, que se abría en un desplegable de la Casa Blanca con los perros Sunny y Bo paseándose por el frente).
El presidente Joe Biden y la primera dama Jill Biden continúan la tradición este año con una tarjeta roja con recortes de acebo y bayas.
El "gesto más amable y sencillo"
Los apasionados de los recuerdos de la Casa Blanca valoran y coleccionan las codiciadas tarjetas navideñas. Algunas tarjetas destacan fotografías de las primeras familias, pero otras muestran arte original creado especialmente para los ocupantes de la Casa Blanca.
Con motivo de la segunda Navidad del presidente Bill Clinton en la Casa Blanca en 1994, se enviaron unas 250,000 tarjetas navideñas, según el artista Thomas McKnight, cuya obra de arte en caseína sobre lienzo aparecía en la tarjeta. La pintura era una versión imaginativa del Salón Rojo de la mansión, que representaba un árbol de Navidad iluminado con velas y cargado de regalos, y a Socks, el gato de la familia, al calor del crepitante fuego de la chimenea. El cuadro fue copiado y posteriormente producido en serie como tarjeta por American Greetings.