Vida Sana
En toda relación nueva, y en muchas de largo tiempo, llega un momento en el que se habla de la monogamia. O, al menos, debería llegar ese momento. Sin embargo, para muchos que mantienen relaciones heterosexuales se supone que la monogamia prevalecerá.
Los hombres gays lo tienen más claro. Cuando se enamoran, la “conversación sobre la monogamia” no tarda en entablarse: “¿Qué esperamos el uno del otro? ¿Seremos monógamos? De lo contrario, ¿qué reglas deberemos fijar?” Hay homosexuales que acuerdan tener una relación “abierta”, lo cual significa que está permitido tener relaciones sexuales con otra persona, siempre y cuando se sigan ciertas pautas; por ejemplo, no tener sexo con un tercero más de una vez o no tener sexo inseguro. Otras parejas homosexuales deciden de antemano perdonar las experiencias sexuales ocasionales con otros, una práctica que el columnista de consejos Dan Savage denomina “ser ‘algo’ monógamo”.
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Las parejas más jóvenes están analizando este tema de manera que están convirtiendo la monogamia marital en algo menos monolítico de lo que era en el pasado. Algunas parejas practican la “solución del 5%”, lo cual se traduce en “me contento con compartir el 95% de tu vida; puedes mantener el 5% en absoluta reserva”. Otros me han comentado que, tratándose de personas con un apetito sexual muy alto, ambos pueden imaginarse que, en algún momento, cualquiera de los dos experimente un desliz, lo cual odiarían, pero perdonarían. Algunos pocos esperan incorporar a otros amantes en su vida a lo largo de su matrimonio.
Sin duda alguna, estas licencias o “permisos” impactarán a muchas parejas mayores, que los tildarán de intolerables e inmorales, pero lo cierto es que no todos los matrimonios de largo tiempo cumplen con la monogamia. Por ejemplo, un estudio llevado a cabo en el 2010 por el National Opinion Research Center (Centro de Investigación de la Opinión Nacional) indicó que una de cada cinco personas casadas o que anteriormente estuvieron casadas ha tenido un comportamiento no monogámico. Las investigaciones de AARP al respecto también han revelado elevados niveles de “deslices”: en una encuesta realizada en el 2009, el 21% de los varones y el 11% de las mujeres encuestados revelaron que habían tenido alguna relación sexual fuera del matrimonio. Asimismo, una de cada ocho personas en relación de compromiso o casadas informó que estaba teniendo sexo con un tercero, en la época en la que fue llevada a cabo la encuesta.
Mi suposición: Muy pocas parejas que experimentaron la infidelidad han conversado alguna vez sobre lo que pasaría si eso sucediera. Ciertamente, algunos pueden haber tenido un motivo; no es extraño que una de las partes de una pareja en un matrimonio infeliz recurra a la infidelidad como estrategia de salida. No obstante, sospecho que la mayoría de los episodios fueron actos de amor, lujuria o simplemente una oportunidad que se aprovechó.
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