Vida Sana
Guerra de Irak, 2003
Especialista 4 Aaron Sissel
Por Miyoko Hikiji, especialista 4
Miyoko Hikiji, quien en aquel momento tenía 26 años, y su amigo Aaron Sissel, de 22 años, eran de Iowa. Se conocieron en un campamento del Ejército y la Guardia Nacional en ese estado después del 11 de Septiembre durante su entrenamiento, primero como centinelas y luego como conductores de camiones. En mayo del 2003, fueron asignados a llevar suministros por carretera en la zona noroeste de Irak. En noviembre, la caravana de Sissel fue atacada en el camino.
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Aaron hacía lo que fuera por un amigo. Ayudábamos a suministrar materiales en esa zona de Irak, siempre andando de acá para allá, encontrándonos de nuevo en la base y luego volviendo a salir por un día o una semana. Su novia estaba en otra base en Irak, y mi novio en esos tiempos también por lo general se encontraba llevando a cabo una misión en otra base. Así que Aaron y yo nos servíamos mutuamente de cartero, entregando mensajes cuando podíamos. Aaron siempre se acordaba de preguntar: “¿Tienes algún correo para John?”.
Trabajaba muy duro, era muy agradable, y me contaba de su novia y de que se casarían cuando regresaran a casa.
El 29 de noviembre, yo andaba por una de las rutas principales de suministros, en dirección al norte hacia la base, y él conducía hacia el sur hacia la base por la misma carretera. Yo estaba en el asiento del pasajero, operando el radio, y nos enteramos de que hubo una emboscada. Oí el número del camión, pero no sabía quién era. Cuando regresamos a la base, vimos que un equipo de reacción rápida estaba esperando en la barrera para ir a buscarlos y escuchamos salir a los helicópteros. Mi novio esperaba allí —él creía que era yo—. Dijo: “Dios mío, me alegro tanto de que no seas tú”. Fue entonces cuando lo supimos. A Aaron le dispararon y murió desangrado.
Me arrepentí de que, cuando escuchamos en el radio sobre el ataque, mi caravana no hubiera ido al norte, más allá de la base, a encontrarse con la de él, para ver si había algo que pudiéramos hacer. El cuartel general me había dicho que no, que tenían al equipo de reacción rápida listo para salir. Dijeron que probablemente no hubiéramos podido hacer nada mientras todavía le estaban disparando a la caravana de Aaron. Pero hubiera querido intentarlo.
Trajeron de regreso su camión con los agujeros de las balas. Nadie quería conducirlo; pensaban que era mala suerte. El camión todavía tenía manchas de sangre y piel. Yo dije: “Voy a conducir ese camión”. Sentí que necesitaba hacerlo por Aaron, asumir el reto, ¿sabes?
Nunca lo olvidaré, porque en verdad era esa persona en quien uno piensa cuando se habla de la bondad de un soldado de Estados Unidos —alguien que nunca se rinde, que trabaja muy duro—.
Incluso antes de que Aaron falleciera, creo que yo sabía con certeza todos los días cuando salía por esa barrera que había un riesgo de que ese sería el momento. Pero la maldición de pasar por eso ese año se convirtió en el mayor regalo para mí por el resto de la vida. Porque nunca jamás he dado mi vida por sentado.
Miyoko Hikiji, de 41 años, es la autora de All I Could Be: My Story as a Woman Warrior in Iraq (Todo lo que pude ser: mi relato como guerrera en Irak). Fue candidata para el Senado estatal de Iowa en el 2016 y vive en Urbandale, Iowa, donde trabaja como gerenta de servicios de empleo.
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