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¿Qué aprendimos de la temporada de fiestas durante la pandemia el año pasado?

Las nuevas lecciones de las cosas más importantes durante los festejos de fin de año.


spinner image Ornamento de decoración en un árbol de Navidad
Tim Macpherson/Getty Images

 

Bernadette García  nunca decoraba durante las festividades.

García , de 53 años, agente de operaciones en Southwest Airlines en Reno, Nevada, normalmente iba a Los Ángeles por un par de días para pasar la Navidad con sus padres; entonces, ¿para qué molestarse con un arbolito y todas esas cosas festivas? De hecho, ella había regalado muchas de sus decoraciones.

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Luego llegó la pandemia, y enfrentó la Navidad del 2020 sola.

spinner image Bernadette Garcia
El año pasado Bernadette García se dio cuenta de que decorar para la Navidad la ayudó a sentir el espíritu de las fiestas.
Cortesía Bernadette Garcia

“Realmente hice el esfuerzo de decorar mi casa lo más que pude”, dice García. “La caja grande que tengo en mi habitación de huéspedes; todo salió el año pasado, porque sabía que iba a pasar la temporada mayormente sola. Y quería sentirme festiva”.

¿La lección que aprendió del año pasado? Las decoraciones navideñas le dan alegría. Este año, aunque tal vez todavía vaya a visitar a sus padres, decorará un árbol con moños de listón y adornos de cristal. Sacará los artículos navideños que compró en ventas de bienes este año. Y pondrá el mantel festivo y tal vez invite a algunos amigos.

Pocos de nosotros queremos una repetición de la temporada festiva del año pasado, con su aislamiento social y restricciones de COVID-19. Pero la alteración nos anima a dejar viejos hábitos y probar nuevos, algunos de los cuales nos empiezan a gustar, dice Peggy Jablonski, de 61 años, asesora ejecutiva y consultora con sede en Brewster, Massachusetts. Aceptar nuevas costumbres también puede aliviar la frustración cuando las cosas no regresan a lo “normal”, dice.

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“Si únicamente piensas en eso como, solo quiero regresar a lo normal, entonces no estás abierto a ver las posibilidades que vienen con los cambios que han ocurrido”, dice Jablonski. “La otra forma de decirlo es, todos estamos en una nueva normalidad o inventando nuestra propia versión de lo que es una nueva normalidad para nosotros mismos, nuestra familia o nuestra organización”.

Adaptar las tradiciones festivas

Jablonski describe esto como un “año que emerge”, porque todavía estamos en el proceso de crear nuevas costumbres y tradiciones.

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Por ejemplo, ella generalmente pasa las festividades con sus hermanos al oeste de Massachusetts e incluso le fue posible hacerlo el año pasado. Pero este año estará entre amigos en Naples, Florida, donde compró un condominio después de aprender a trabajar a distancia durante la pandemia. Le ha gustado la idea de explorar y poder pasar sus inviernos en un lugar cálido. Está enfocada en el proceso de crear nuevas costumbres y tradiciones.

“No sé si esto va a funcionar. Quizás venga por un mes algunos inviernos. Otros inviernos quizás venga durante cuatro o cinco meses”, dice Jablonski. “Me siento con ganas de simplemente tomar una pausa y reflexionar sobre lo que no estaba funcionando antes y cómo han cambiado las cosas”. 

Sin embargo, resulta que cambiar hábitos o costumbres no es fácil para todos. Para algunos de nosotros, puede requerir un poco de trabajo.

“Los hábitos vienen de los ganglios basales, de una parte de nuestro cerebro que básicamente existe para crear hábitos”, dice Charles Duhigg, periodista y autor de The Power of Habit: Why We Do What We Do in Life and Business. “Sabemos que por alguna razón, y esto parece ser guiado por la genética, algunas personas realmente anhelan la rutina. … Y otras personas buscan más sensaciones y les gusta más tener nuevos hábitos”.

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Como Duhigg describe en su libro, un hábito puede ser personal, como fumar, o una costumbre social común desarrollada por la presión de grupo, como la forma en que se espera que nos comportemos en la iglesia o incluso durante las festividades. Sin embargo, cualquier persona puede cambiar un hábito o costumbre, dice, con diagnosticar la señal que activa la rutina y reconocer su recompensa. “Una vez que has diagnosticado eso, necesitas encontrar un nuevo comportamiento, una nueva rutina que corresponda a la señal vieja y ofrezca algo similar a la recompensa anterior”. 

Nos conectamos de nuevas formas

Para Liz Miller, profesora en ciencias informáticas en Bunker Hill Community College en Boston, un regalo de Navidad del 2020 inspiró una nueva forma de sentirse conectada cuando no pudo estar con sus seis hermanos durante las festividades.

“De repente, en noviembre me llegó este paquete de mi hermana menor. Y era este calendario adventista de galletas de mantequilla Walker”, dice Miller, de 66 años, quien vive en Lynn, Massachusetts. Las galletas, asignadas para cada día desde el 1.º de diciembre hasta la Nochebuena, significaban que ella tomaría una pausa todos los días de su “loco” itinerario y disfrutaría una taza de té y una galleta de mantequilla. Después su hermana le envió varios tés para Navidad y continuó durante el año con mermeladas.

Miller aprendió que cuando es imposible ver a la familia, una taza de té puede mantenerte conectado.

“Si puedo tomarme un descanso de 5 a 10 minutos para disfrutar un té, es simplemente un momento agradable para sentarme y pensar en algo distinto a lo que sea que estoy haciendo con los alumnos”, dice Miller. “Ahora [mi hermana] también está enviando mermeladas y quesos a las otras dos hermanas. Así que todas disfrutamos nuestro té por la tarde y pensamos en ella, y eso es muy agradable”.

Susan Moeller colabora con artículos sobre estilo de vida, salud, finanzas y temas de interés humano. Fue reportera y redactora de varios periódicos; también escribe artículos y ensayos para The Boston Globe Magazine y para su estación local de NPR, entre otros medios.

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