Vida Sana
El origen de la vida en familia de Danny Stewart y Pete Mercurio es insólito.
La historia de la manera en que esta pareja de Nueva York conoció a su hijo, Kevin, comenzó hace un poco más de 20 años en un coche del metro. Luego, tomó un giro inesperado en un tribunal y pasó a través de todas las etapas de la crianza de los hijos.
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Stewart y Mercurio charlaron con AARP sobre el trayecto de la familia, la adopción de Kevin y las alegrías de ser padres.
Danny Stewart: sucedió hace 21 años, pero recuerdo hasta el último detalle. Me apresuraba a encontrarme con Pete para cenar cuando noté un bulto en un rincón de la estación del metro de la calle 14.
Pete Mercurio: Danny y yo llevábamos juntos unos tres años, pero no estábamos pensando en el matrimonio ni en una familia. En aquel entonces, ni siquiera se nos permitía casarnos.
Danny: creí que lo que veía dentro del bulto era una muñeca. Pero en ese momento empezó a mover sus piernecitas. Esto era antes de que todos tuviéramos teléfonos celulares. Encontré un teléfono público y llamé primero al 911 y luego a Pete.
Pete: corrí y me encontré con él justo cuando la policía se llevaba al bebé.
Danny: durante los próximos días traté de averiguar cómo estaba el bebé, pero nadie me daba información, así que pensé que ahí acabaría todo. Pero un par de meses más tarde, recibí una notificación para presentarme a prestar declaración. En la audiencia, el juez me preguntó: “¿estaría interesado en adoptar a este bebé?”. Quedé estupefacto, pero dije que sí.
Pete: Danny no es capaz de decidirse entre frituritas de papas y papas fritas, ¿pero dice que sí a esto?
Danny: sabía que todo saldría bien. Cuando cargué a Kevin por primera vez, me pareció un milagro.
Pete: en el 2011, se legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo en Nueva York. Kevin ya tenía 10 años para ese entonces, y nos preguntó: “¿los jueces no casan a la gente?”. Supe de inmediato qué dirección tomaría la conversación. El mismo juez accedió a celebrar nuestra ceremonia.
Danny: Kevin es más alto que nosotros dos. Así que en realidad tenemos que alzar la vista para mirarlo. Corre maratones. Ha aprendido solo a tocar la guitarra y el piano. Es respetuoso, tiene buen corazón. Lo admiro de veras. Su manera de encarar la vida es simplemente extraordinaria.
Pete: nunca hemos pensado en Kevin como nuestro. Los hijos nunca son posesión de los padres. Solo hacemos todo lo posible por prepararlos para la vida, pero nuestra labor es fugaz. Están de paso y todo sucede en un abrir y cerrar de ojos.
Danny: ya está en la universidad. Lo extrañamos, pero hay que dejarlo vivir su vida. Está haciendo lo que se supone que haga, descubriendo cómo vivir de forma independiente. Quizás lo que más me enorgullece es que Kevin está dispuesto a aceptar las oportunidades cuando se presentan.
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