Vida Sana
Las “chicas malas” perduran más allá de la escuela intermedia. Solo tienes que preguntarle a Amy Dickinson, columnista de consejos sindicada. El buzón de su columna "Ask Amy" suele estar repleto de quejas de mujeres que se sienten intimidadas o manipuladas por otras mujeres adultas, y desconcertadas sobre qué hacer al respecto.
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Considera una carta reciente de una mujer que describió el comportamiento de una amiga como irrespetuoso, pero que aún preguntaba cómo mantener la amistad. Dickinson le recomendó una importante táctica de defensa personal: "huir".
“Creo que en ocasiones la socialización nos obliga, en especial a las mujeres, a aguantar y a tratar de entendernos”, dice Dickinson, de 62 años, quien recibe hasta 300 correos electrónicos por día de personas en busca de consejos. “Hay casos en que se debería terminar una relación. Si ha sido una situación muy desagradable y te están dominando e intimidando, deberías cortar con esa relación”.
Esa es una estrategia para enfrentar lo que los expertos llaman "agresión relacional", es decir el acoso no físico como los comentarios crueles, los rumores maliciosos, el vacío social (ghosting) o la agresión cibernética (trolling). A principios de la década del 2000, varios libros —incluidos Odd Girl Out de Rachel Simmons; Queen Bees & Wannabes de Rosalind Wiseman; y Mean Girls Grown Up de Cheryl Dellasega— sacaron a relucir el tema de la agresión relacional entre las niñas.
En su mayor parte culparon a la sociedad por animar a las mujeres a fingir ser buenas pero a la vez a pelear en forma "furtiva", como lo describe uno de los personajes de la película Mean Girls del 2004. Las investigaciones recientes hallaron una tendencia más pronunciada en los hombres hacia la agresión abierta, en comparación con los métodos más pasivos empleados por las mujeres, pero no indican si se trata de un factor cultural o biológico, según establece un estudio publicado por los Institutos Nacionales de Salud en el 2018 (en inglés).
De todas formas, casi no hay duda de que algunas mujeres siguen siendo "chicas malas" hasta bien entrada la edad adulta, provocando problemas en el trabajo, durante las reuniones de voluntarios, en el centro de jubilados o en los encuentros familiares. Y eso significa que otras mujeres, que tal vez esperaban dejar atrás a las "abejas reinas" de la escuela intermedia, aún deben lidiar con ellas a los 60, 70 y 80.
“No nos enseñan a ser hermanas. Nos enseñan a competir”, dice Linda McMurray, trabajadora social certificada de West Chester Township, Ohio. McMurray, de 67 años, que trabajó para el Departamento de Asuntos de Veteranos de EE.UU. y que ahora tiene un consultorio privado, explica que ha atendido a clientes de todos los géneros, pero en particular ve los efectos perdurables de la agresión relacional entre las mujeres. En su opinión, la competitividad de las mujeres se remonta a la época en que tenían que superarse en astucia para conseguir matrimonios ventajosos. Pero todavía es algo que llevamos dentro, dice ella.
“Está en modo sigiloso. No es una pelea que se resuelve a puñetazos. Es un comportamiento muy furtivo, sigiloso, silencioso”, explica ella. Pero agrega que esta conducta puede tener efectos a largo plazo. Algunas de las mujeres que trata McMurray todavía no han superado su experiencia con las niñas acosadoras de la escuela intermedia y secundaria, y por lo tanto les cuesta más enfrentar el comportamiento intimidante como adultas.
Entonces ¿cómo puedes lidiar con el comportamiento de las "chicas malas" incluso al ir envejeciendo? A continuación te presentamos 10 consejos de los expertos.
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