Vida Sana
Bajo intenso fuego de mortero en Afganistán, Gretchen Evans fue lanzada de cabeza a un búnker cuando intentaba poner a salvo a sus tropas. Días más tarde despertó con una lesión cerebral traumática y pérdida permanente de la audición, lo que puso fin a su carrera militar de 27 años como una de las veteranas más condecoradas en la historia del país. A pesar de estos contratiempos, perseveró y transfirió su determinación inquebrantable a la vida civil, donde ahora es mentora, asesora y activista comunitaria.
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Evans se alistó en 1979, a los 19 años y midiendo solo cinco pies de altura, con la intención de mantenerse y aprender nuevas destrezas.
“Sin embargo, muy pronto me di cuenta de que prestar servicio en las Fuerzas Armadas iba a ser una carrera para mí”, dice. “Me encantó la camaradería, la estructura, el sentido de misión y propósito, y saber que contribuía a una gran causa común”.
Después del entrenamiento básico, Evans se convirtió en agente de contrainteligencia y aprendió a hablar alemán e italiano con fluidez. Su pequeña estatura la ayudó a pasar inadvertida como espía en operaciones de contraterrorismo en Italia, Centroamérica y el Medio Oriente. También asumió funciones de liderazgo en múltiples interacciones de combate y la desplegaron en muchas capacidades, incluso como paracaidista.
Al final de su carrera militar, Evans había alcanzado el grado de sargento mayor de comando, el rango más alto que puede ocupar un soldado alistado en el Ejército. En el 2006, durante su último despliegue, supervisó la seguridad y el personal de todas las bases militares de Estados Unidos en Afganistán, que incluían 30,000 tropas de infantería.
Abrirse paso en las Fuerzas Armadas como mujer
“Fue un reto ocupar el puesto de sargento mayor de comando como mujer, porque no había muchas de nosotras y era difícil hallar otras mujeres que sirvieran de ejemplo”, explica Evans. “Lo que sí me benefició fue que cuando encontré ejemplos de buen liderazgo, me esforcé por adoptar esas cualidades y aplicarlas a mi propio estilo de liderazgo. El género no fue un factor en este proceso”.
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