Vida Sana
El Seguro Social nunca se diseñó para ser la única fuente de ingresos para las personas mayores. Pero en una época en que las pensiones están desapareciendo, los ahorros son cada vez más escasos y las vidas son más prolongadas, se ha convertido en la salvación financiera primaria (y, a veces, la única) para algunos. ¿Qué tan bien se puede vivir del Seguro Social? Eso depende de dónde y cómo vivas, y otros factores. Algunas personas lo logran así:
"Nos permite seguir adelante"
DeWitt y Diane Head, Hubbardsville, Nueva York
DeWitt Head, de 77 años, y su esposa Diane, de 73, han pasado la mayor parte de sus 54 años de matrimonio ordeñando vacas juntos y criando sus premiadas Holstein (además de a cinco hijos). La granja lechera les ha dado una buena vida, cuenta DeWitt, un granjero de quinta generación. "Mantiene unida a la familia". DeWitt y Diane todavía viven cerca de los 900 acres que el bisabuelo de él compró en 1904. La pareja cultivó esa tierra durante décadas, pero a los 60 años, cuando todavía ordeñaba cien vacas tres veces al día, DeWitt desarrolló una enfermedad cardíaca. Tuvo que vender el ganado y parte de su propiedad, y pasarle la administración a uno de sus hijos. "Comencé a recibir el Seguro Social a los 62 porque me dijeron que me iba a morir. Pero se equivocaron", cuenta DeWitt.
Los Head reciben un pago combinado del Seguro Social de unos $1,000 al mes. "Somos granjeros. Nunca ganamos mucho dinero". Pero el ingreso "nos permite seguir adelante", afirma DeWitt. "La mayoría de mis amigos reciben más, pero esperaron más". Después de su problema de corazón y su semijubilación de la granja lechera, DeWitt trabajó en una cancha de golf y condujo un autobús escolar. Pero, a los 72, Diane lo convenció de que se jubilara. "Me dijo que era tiempo de calmarme". DeWitt dice que agradece por el Seguro Social y espera que la red de seguridad esté disponible para la próxima generación. "Los políticos no deberían tocarlo".
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"Estoy en paz"
Mae Gillespie, Roanoke, Virginia
Mae Gillespie es buena con los números. En su juventud, recibió un título universitario en Administración de Empresas y se dedicó a la contabilidad y a otros trabajos financieros. Toda esa experiencia ha ayudado a esta mujer de 84 años a vivir cómodamente con los $1,101 que recibe mensualmente del Seguro Social. "Nunca tuve ningún problema, pero sé administrar mi presupuesto", comenta Gillespie, que vive en un apartamento de un dormitorio en un complejo tranquilo, arbolado, con subsidio federal, para residentes de 62 años o más. Gillespie tiene esclerosis múltiple desde los 22 años, pero nunca le impidió trabajar, dice. Se mudó a Roanoke hace más de 15 años para estar cerca de su hija y su yerno. Gasta unos $220 al mes en el supermercado y se las arregla para dar el diezmo a su iglesia después de pagar el alquiler, los servicios públicos, el teléfono, el seguro de salud complementario y un dispositivo de alerta médica.
Su hija es una gran ayuda, expresa. Se reúnen todos los sábados para tomar un café y hacer mandados. Considera que tiene buena salud, y cree que eso la ayuda a vivir dentro de sus posibilidades. "No tomo medicamentos", cuenta. La Oficina sobre el Envejecimiento local le brinda transporte a las pocas citas médicas que tiene. Gillespie dice que lleva una vida plena, participa en un estudio bíblico semanal, una clase de taichí y otros programas en su complejo de apartamentos. Le gusta sentarse cerca de una pequeña laguna y leer. "Estoy en paz", expresa.
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