Vida Sana
Jo Ann Jenkins, Directora Ejecutiva de AARP
Un aspecto clave del discurso de este año sobre el estado de la Unión es la rara muestra de apoyo bipartidista al Seguro Social.
En los días posteriores al discurso del 7 de febrero, el presidente de la Cámara, Kevin McCarthy (republicano por California); el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer (demócrata por Nueva York); y el líder de la minoría de la Cámara, Hakeem Jeffries (demócrata por Nueva York) se unieron al presidente Joe Biden para dejar claro que los recortes al Seguro Social se han descartado en el debate sobre el límite de la deuda.
Esa es una buena noticia para los 66 millones de personas en el país que dependen de este programa vital cada mes. La gran mayoría de las personas en Estados Unidos —demócratas, republicanos e independientes— están de acuerdo en que el Seguro Social nunca debe usarse como instrumento de negociación presupuestaria. Es un beneficio ganado y una promesa sagrada que se debe cumplir.
Aunque el programa ha sido un gran éxito, se deben tomar medidas para garantizar su solvencia a largo plazo.
Este es un problema complejo que no se puede resolver simplemente aumentando la edad de jubilación o reduciendo los beneficios, como algunos han sugerido. Fortalecer el Seguro Social requiere un grado sin precedentes de colaboración entre nuestros funcionarios electos y la población de Estados Unidos. Hay un viejo dicho que dice: “Nada sobre nosotros sin nosotros”. Después de trabajar toda su vida y contribuir al programa con cada cheque de nómina para ganar sus beneficios, los adultos mayores y sus familias merecen dar su opinión sobre cualquier cambio al Seguro Social. AARP se encuentra al frente de esta batalla, y hemos dejado clara nuestra posición.