Vida Sana
El expresidente Jimmy Carter nos habla del dinero en la política, las relaciones raciales en el país, el matrimonio y cómo vivir plenamente a los 90, entre otros temas.
El octubre pasado se unió a George H.W. Bush en un club muy exclusivo: expresidentes de Estados Unidos de 90 años o más. ¿Cómo se siente a los 90?
Muy bien. Acabo de regresar de un largo viaje por los países árabes. El Centro Carter tiene programas en unos 70 países, e intento mantenerme al tanto de aquellos en África, América Latina y el Oriente Medio.
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¿Extraña algunas cosas de cuando era más joven?
Antes era corredor de fondo. Ya no corro, desde que me reemplazaron ambas rodillas hace unos tres años. Todavía manejo bicicleta, todavía nado, todavía camino mucho y todavía soy un campista y ávido pescador. Básicamente mi vida es muy parecida a la de hace 50 años.
La campaña presidencial de 2016 está en marcha. Dado el papel que juega el dinero en la política, ¿piensa que hoy hubiera podido postularse a la presidencia?
No. Pienso que ninguna persona puede esperar ser el candidato del Partido Demócrata o Repuplicano si no puede recaudar digamos un cuarto de mil millones de dólares. Esta enorme inyección de dinero automáticamente divide a nuestro país. Cuando cientos de miles de dólares se emplean en destrozar la reputación de un oponente para ser elegido, la animosidad y el negativismo continúa en Washington. Durante mi tiempo allí había armonía entre los congresistas, y recibí el mismo nivel de apoyo de los republicanos que de los demócratas. No me imagino como un candidato exitoso hoy en día.
Siempre ha considerado usted importante las relaciones raciales. ¿Cómo las evaluaría hoy?
La reciente publicidad sobre el maltrato de los negros en el ámbito judicial y policial nos recuerda que no se han hecho realidad los sueños del movimiento de los derechos civiles. Muchos estadounidenses todavía tienen tendencias racistas o se sienten superiores a las personas de color.
Era capaz —técnicamente hablando— de servir como oficial de la naval en un submarino. ¿Se adapta fácilmente a los avances tecnológicos?
Tengo un iPhone, tengo un iPad, tengo una computadora. Tengo una enorme correspondencia electrónica. Decidimos, quizás erróneamente, no involucrarnos en Twitter o Facebook.
Como presidente, usted mantuvo una relación de respeto con los dos expresidentes en ese momento, Richard Nixon y Gerald Ford.
Sí, un respeto total.
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