Vida Sana
“Volvía a casa después de la escuela del domingo y vi a un grupo de vecinos en la puerta de la casa de mis padres”, dice Harry Stewart, quien cumplió 97 años el 4 de julio. “Estaban hablando sobre el ataque [de ese día] a Pearl Harbor. Alguien dijo: ‘nos encargaremos del enemigo inmediatamente. Los volaremos del océano en una semana’”.
Eso resultó optimista. Cuatro años más tarde, Stewart estaba en la cabina de un avión sobre la Alemania nazi, luchando por su vida. Hoy, es uno de los últimos sobrevivientes de los pilotos de Tuskegee, el legendario grupo de afroamericanos que ayudó a derrotar a la Luftwaffe de Hitler.
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De niño, Stewart había soñado con volar, pero eso parecía una posibilidad improbable en esa época en Estados Unidos. De modo que cuando comenzó la guerra, buscó su oportunidad y se ofreció de voluntario en el Cuerpo Aéreo del Ejército de Estados Unidos. Obligado a sentarse en un vagón segregado camino al entrenamiento básico, obtuvo sus alas en junio de 1944, antes de que pudiera conducir un automóvil.
En enero de 1945, Stewart se unió a los “Red Tails” (colas rojas), conocidos por los pilotos alemanes como los “Schwartze Vogelmenschen” —pájaros negros—, parte del 332.o Grupo de Combate. El 1.o de abril de 1945, domingo de Pascuas, en una misión a Austria, Stewart probó con creces que tenía lo que hacía falta.
“Derribé dos aviones, y el tercero se estrelló mientras estábamos en una batalla aérea a gran proximidad. Y me atribuyeron el crédito”, dice, lo que le ganó la condecoración Distinguished Flying Cross al servicio distinguido en vuelo. En total, completó 43 misiones. “Cada una conllevaba cierta cuota de ansiedad”.
En 1950, Stewart, que se había casado con la hermana de uno de sus compañeros pilotos, recibió la baja honorable. Quiso ser piloto comercial, pero le negaron la oportunidad por su raza. En cambio, obtuvo un título en Ingeniería en New York University y luego forjó una carrera sumamente exitosa, que finalmente lo llevó a ser vicepresidente de ANR Pipeline Company. Se retiró de la Reserva de la Fuerza Aérea con el grado de teniente coronel. En el 2007, recibió la Medalla de Oro del Congreso de Estados Unidos.
Dos años atrás, a la edad de 95, Stewart voló de nuevo en un Mustang P-51 modificado, el avión que había volado durante la Segunda Guerra Mundial. “Hice un tonel lento y un rizo”, dice. “Fue muy emocionante”.
La vida de Stewart cambió profundamente con el sorpresivo ataque japonés 80 años atrás. Y aunque el racismo en casa seguía siendo endémico, él y sus compañeros pilotos de Tuskegee lo dieron todo por su país: “Sentí un gran patriotismo… como si el país me perteneciera en parte”.
Alex Kershaw es un exitoso escritor, autor de varios libros sobre la Segunda Guerra Mundial, entre estos The Liberator, que se convirtió en miniserie de Netflix en el 2020.
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