Vida Sana
De los tantos tipos de estrés que puede sentir un cuidador, las dificultades económicas producen algunos de los efectos más duraderos. El desempleo o el subempleo de uno de los miembros de una unidad familiar puede provocar una reacción en cadena y dar lugar a que los cuidadores y sus familiares sufran depresión, consecuencias perjudiciales en la salud, insuficiencia en la nutrición o la atención médica o una situación socioeconómica inferior o indigente.
Me despidieron cuando finalizó mi licencia médica familiar (en inglés) mientras cuidaba a mi madre cuando tuvo un cáncer devastador. El despido me perjudicó de muchas maneras. Estaba recién casada y tenía una casa nueva y una deuda altísima de préstamos estudiantiles que mi esposo y yo adquirimos cuando estábamos en la universidad. La estabilidad económica de mi familia se derrumbó debido a esa pérdida laboral y a otros acontecimientos, como grandes inundaciones que destruyeron nuestra casa, labores intensas de cuidado, la incapacidad de volver a trabajar las largas horas que se le exigen a un abogado joven y la búsqueda de trabajo en una economía debilitada a solo unos años de una gran recesión. Aprendimos a subsistir con muy poco, pero tuvimos que renunciar a muchas cosas y comprometernos a vivir con una frugalidad inquebrantable. Me convertí en experta en ahorrar hasta el último centavo. Y hasta hoy, nueve años después, las finanzas de mi familia todavía sufren las consecuencias de ese desfase profesional.
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El cuidado durante el empleo
Más del 60% de los cuidadores tienen un empleo además de cuidar a otras personas. El 60% de ellos trabajan a tiempo completo. El cuidado y el trabajo no siempre son compatibles. Casi todos los cuidadores tienen que hacer algún ajuste laboral, pero son muchos los que deben abandonar su trabajo o sufrir consecuencias negativas, y se anticipa que serán más debido a la incapacidad de encontrar o pagar servicios de cuidado en el hogar o de relevo y la necesidad de limitar la exposición a la COVID-19.
Los cuidadores no pueden abandonar su trabajo ni reducir sus ingresos cuando asumen la tarea de cuidar. Al igual que mi familia, muchos hogares necesitan varias fuentes de ingresos para subsistir.
En este momento nos encontramos en el comienzo de una recesión en desarrollo. El complejo mundo del cuidado ahora se complica con el coronavirus. El índice de desempleo es de alrededor del 11%, y las cesantías y los despidos son algo común. En particular, los trabajadores mayores —que tienen más probabilidad de ser cuidadores— consideran que su trabajo corre peligro (en inglés). Los cuidadores necesitan el apoyo y la consideración intencional de los empleadores para poder mantener su carrera mientras concilian su labor de cuidador y sobrellevan la incertidumbre de una pandemia que puede durar años.
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Presionados entre las necesidades de sus hijos y las de sus padres que se hacen mayores.