Vida Sana
Desde abril del 2020, Dorothy “Dot” Holder, de 93 años, ha vivido en un pequeño centro de vida asistida en Charleston, Carolina del Sur, a dos cuadras de la casa de su hijo Robert Holder, quien la visita todos los días. “Mi mamá sufre de demencia”, dice Holder. “Ha perdido por completo la memoria”.
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El centro tiene 22 residentes, e incluso el director ayuda con los cuidados diarios. Como resultado, el director puede responder cualquier pregunta acerca de cómo le va a su mamá, dice Holder.
Pero durante los tres años anteriores, Dorothy vivió en un centro de vida asistida con cientos de residentes, a dos horas de distancia en Columbia, su ciudad natal. No siempre fue fácil para Holder enterarse si su mamá había dormido durante la noche o si participaba en actividades.
“El director de enfermería no tenía un conocimiento íntimo de los cuidados de mi mamá porque tenía muchas otras cosas que hacer”, dice Holder. “Entonces, la única forma de obtener información confiable era hablando con los asistentes de enfermería certificados”.
Él cultivó una relación con un asistente de enfermería certificado (CNA) en particular, a quien le simpatizaba su mamá. “Y entonces me fue posible conseguir la historia directamente”.
“Los asistentes de enfermería y los profesionales de actividades son las personas más importantes con quienes las familias deberían tener una excelente relación” en los centros de cuidados a largo plazo, dice Jennifer L. FitzPatrick, trabajadora social clínica acreditada en Chester, Maryland, e instructora de Gerontología en Johns Hopkins University. “El personal que presta atención directa realmente comprende los estados de ánimo de tus seres queridos, sus idiosincrasias, gustos y disgustos, y qué los hará sentirse mejor cuando estén teniendo un mal día”.
Haz preguntas adecuadas
El personal de actividades organiza juegos y otras actividades. Los asistentes de residentes y los asistentes de enfermería certificados ayudan a los seres queridos con actividades de la vida diaria (ADL), tales como comer, lavarse los dientes, bañarse, usar el inodoro, vestirse o moverse de un lugar a otro. Pero no pueden responder todas las preguntas de la familia.
“Los asistentes de residentes y los CNA no están a cargo de los medicamentos, los tratamientos y los procedimientos [médicos] que un residente recibe, por lo que es importante recordar que podría haber algunas preguntas que deben dirigirse al jefe de enfermería”, dice Pamela Truscott, gerente sénior de servicios clínicos y normativos en la American Health Care Association/National Center for Assisted Living, una organización de membresía en la industria. “Sin embargo, si un familiar quiere tener información sobre un residente; por ejemplo, su alimentación, si duerme bien o cómo le va con sus actividades de la vida diaria, el asistente de residentes y los CNA son un buen recurso”.
Ese tipo de comunicación depende de que las familias se tomen el tiempo de establecer buenas relaciones con el personal, dicen los expertos.
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