Vida Sana
El jueves, Alison Lolley les imploró a los congresistas que reformaran la industria de los hogares de ancianos para que otros puedan evitar la manera en que su madre, quien falleció en abril a causa de la COVID-19, pasó sus últimos días.
"La cuestión es que a mi familia le robaron", comentó Lolley, cuya madre, Cheryl, murió en un hogar de ancianos en Monroe, Luisiana. "Mamá estaba atrapada en un lugar totalmente infestado y a nosotros nos excluyeron por completo. Mamá murió sola, y nuestra familia nunca superará esta tragedia".
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Lolley fue una de varias personas que se han visto afectadas por la pandemia, o que han investigado el modo en que los hogares de ancianos enfrentan la enfermedad, que hablaron con el Subcomité de la Cámara de Representantes en materia de la crisis del coronavirus durante una sesión informativa virtual el jueves. A Lolley se le llenaron de lágrimas los ojos al recordar la falta de comunicación sobre cómo afectaba la enfermedad al hogar de ancianos donde residía su madre y sobre el rápido deterioro del estado de su mamá.
"Se quejaba de la falta de cuidados, de atención y de los malos tratos que recibía de las personas en su habitación, a quienes no reconocía", comenta Lolley. Agrega que a veces, su madre pasaba días sin comer. Según Lolley, muchos de estos problemas empezaron después de que un empleado del centro dio positivo al coronavirus.
La pandemia ha azotado hogares de ancianos en todo el país y ocasionado más de 44,000 muertes de residentes y personal de centros de cuidados a largo plazo, lo que representa más de un tercio de las muertes conocidas por coronavirus en el país. Por otro lado, un investigador que habló con el subcomité de la Cámara niega los reportes que indican que el coronavirus ha afectado más a los hogares de ancianos de menor calidad que a los que reciben mejores calificaciones por parte del Gobierno federal.
"Hay un mayor volumen de casos donde prevalece la COVID-19 a nivel comunitario", comentó David Grabowski, profesor de Política de Atención Médica en la Facultad de Medicina de Harvard. A pesar de que, para intentar frenar la propagación, no se han permitido visitantes en los centros, dijo que "el personal, sin darse cuenta, trae al virus de la comunidad a las instalaciones. Hasta que tengamos pruebas rápidas y precisas para todo el personal y para los residentes, no podremos contener la COVID-19. Necesitamos un programa de monitoreo que realice pruebas periódicamente al personal y a los residentes para identificar nuevos casos a medida que surjan".
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