Vida Sana
Después de 45 años de matrimonio, los crueles giros del destino dejan ahora a Jean Ross y a su esposo Phil, enfermo de gravedad, con la esperanza de —en el mejor de los casos— verse sin tener que esperar semanas, meses o incluso más tiempo.
Ese sería el mejor de los casos, porque si Phil, de 69 años, se contagiara con el coronavirus en su situación actual, podría ser fatal.
Phil convalece en un centro de rehabilitación en Alexandria, Virginia, después de una serie de seis operaciones para amputarle la pierna y el brazo derechos, necesarias por una grave reacción alérgica a los medicamentos después de una enfermedad en Navidad. Jean tiene prohibido visitarlo desde que el centro comenzó a seguir las nuevas y firmes restricciones a causa del coronavirus de los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) con respecto a las visitas en hogares de ancianos, hospitales y centros de convalecencia.
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“Está débil como un gatito debido a los tres meses que lleva en cama y a la poca rehabilitación", cuenta Jean, que también cumple 70 este año y había estado haciendo planes con Phil antes de que se enfermara para jubilarse y mudarse de Vienna, Virginia, a las afueras de Filadelfia para vivir más cerca de su hija. "Estoy viendo una nueva realidad. Fue desgarrador anoche decirle por teléfono ‘no sé cuándo te voy a volver a ver’".
Por lo menos Phil y Jean creen que puede recuperarse después de sus operaciones. Pero en los centros de ancianos de todo el país, las nuevas restricciones han dejado a los familiares de muchos pacientes mayores —en particular los que se están muriendo— preguntándose si podrán verse en algún momento para despedirse. Eso se debe a que, según las nuevas pautas (en inglés) emitidas a mediados de marzo, las visitas están estrictamente limitadas a pacientes en ciertas situaciones de cuidado compasivo, como en el caso de quienes se encuentran al final de la vida. Incluso entonces, puede haber diferencias de opinión entre la familia y el personal del centro sobre si un ser querido está muriendo en realidad.
Definición del final de la vida
Los CMS no tienen una definición específica. Cuando durante una conferencia se le pidió a Seema Verma, la administradora de los CMS, que definiera “final de la vida” o “muerte inminente”, se remitió a un colega, quien dijo que la agencia no define específicamente “final de la vida” sino que eso es algo que el establecimiento y la familia deben decidir en forma conjunta.
En otras palabras, incluso en medio de esta terrible crisis, no hay una respuesta simple.
“Esta es una pregunta muy difícil”, admite Manuel Eskildsen, médico y educador clínico en la división de geriatría de la Facultad de Medicina de UCLA. “Se ha escrito muchísima literatura al respecto, e incluso los médicos no siempre pueden saber cuándo un paciente se está muriendo. Es muy difícil de decir. Es la naturaleza humana la que nos hace ser optimistas, y tendemos a exagerar el tiempo que le queda a alguien”.
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