Vida Sana
Imagina a una mujer de 52 años, la más joven de tres hijos, cuyos dos hermanos la presionan para que pase tiempo con su padre mayor. “Papá se siente tan solo”, le dicen los hermanos. “Él dice que eres la única que lo hace sentir mejor, porque te pareces a mamá”. La hermana no puede creerlo; su padre siempre es brusco con ella. Sus hermanos también le recuerdan que le había prometido a su madre que cuidaría de su padre. Pero ella no puede recordar haber hecho esa promesa durante las largas conversaciones que ella y su madre tuvieron antes de que falleciera de cáncer tres años antes.
¿Los hermanos le están diciendo lo que realmente piensan y la hermana lo está interpretando mal y no recuerda bien las cosas? ¿O sus hermanos mayores, se pregunta alarmada la hermana pequeña, están engañándola deliberadamente para que se sienta obligada a ser la cuidadora principal de su padre, descargando así parte de sus responsabilidades en el cuidado de su padre?
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Engañar o manipular a alguien intencionalmente para que crea algo que no es cierto se conoce comúnmente como hacer "luz de gas" (o "gaslighting" en inglés), llamado así por la película de 1944 dirigida por Alfred Hitchcock, Gaslight, en la que un esposo retorcido usa trucos y engaños para manipular a su ingenua esposa para que crea que se está volviendo loca. El término se ha convertido en parte del lenguaje común en esta era de polarización en la que existe menos confianza en las instituciones y entre las personas. Alguien puede sentirse manipulado por amigos que aparentemente son cálidos y lo apoyan, pero que lo critican a sus espaldas; cuando se ven expuestos afirman que la persona está loca por pensar que los comentarios eran sobre ella. Un empleado puede quejarse de que su jefe le ha hecho luz de gas cuando le ha prometido una mayor bonificación por trabajar más horas y luego niega haber hecho esa promesa. Y los cuidadores pueden sentirse manipulados por otros miembros de la familia que deliberadamente tergiversan la verdad sobre las necesidades de un ser querido o las responsabilidades del cuidador para fomentar el sentido del deber y los sentimientos de culpabilidad de ese cuidador.
La manipulación psicológica relacionada con el cuidado de un ser querido viola la arraigada suposición de que los familiares se quieren y se apoyan unos a otros. Los cuidadores que se sienten manipulados por familiares a menudo están demasiado enojados como para estar en la misma habitación con ellos, y mucho menos disfrutar juntos de las reuniones festivas. ¿Cómo pueden los cuidadores familiares protegerse de los intentos de manipulación y seguir manteniendo relaciones al menos cordiales con parientes engañosos? Aquí presento algunas ideas.