Vida Sana
Ve a la historia de:
Mary y Steve Stone* • Katie y Bill Wilson* • Ashley y Jack Swanson*
Cada año en el Día de los Veteranos, nuestra nación honra a las personas que han sacrificado y servido a nuestro país. Detrás de estos veteranos hay cuidadores familiares que reflexionan sobre un tipo de servicio muy diferente y que a menudo se sienten olvidados. La vida no ha avanzado ni se ha hecho más fácil para muchos de los cuidadores de veteranos militares de nuestra nación, quienes se merecen su propia versión de una insignia de combate, por trabajar en silencio, dejando de lado sus propias metas e incluso sus identidades, mucho después de que sus seres queridos hayan regresado a casa.
Nancy Treaster, de 63 años, una consultora certificada en el cuidado de personas de Johns Creek, Georgia, es cofundadora de "The Caregiver's Journey", un pódcast y sitio web que ofrece consejos prácticos a los cuidadores, especialmente sobre temas difíciles. "A menudo celebramos el orgullo que un veterano siente en relación con su servicio", dice Treaster. "Pero necesitamos esforzarnos más por ayudar al cónyuge cuidador a manejar los desafíos diarios, especialmente cuando se trata de recursos y apoyo".
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El envejecimiento y el desgaste físico de los cuidadores de veteranos
A medida que los militares se jubilan del servicio activo y hacen la transición a la vida civil, continúan dependiendo de las personas que los aman y, en casos de lesiones, de sus cuidados. Algunos de nuestros veteranos sufren de lesiones y condiciones que los perseguirán a ellos y a sus familias por el resto de sus vidas. Un estudio de Rand (en inglés) concluyó que, si bien algunos cónyuges están preparados para afrontar las heridas físicas y mentales de la guerra, se estima que el 80% de los veteranos necesitarán algún tipo de servicios y apoyo a largo plazo durante su vida. AARP informa que hay 6.5 millones de cuidadores de militares y veteranos en el país. Roxana Delgado, de 47 años, epidemióloga y profesora de la Facultad de Enfermería de UT Health, San Antonio, analiza los efectos a largo plazo en los cuidadores de veteranos. "Son geniales para obtener el cuidado médico que sus seres queridos necesitan, pero debemos prestar más atención a las pruebas de detección y al seguimiento de los propios cuidadores", dice ella.
Delgado ha visto de primera mano cómo el proceso de envejecimiento para los cuidadores es diferente que para otras poblaciones, ya que los efectos en el cuerpo de las demandas del cuidado físico y mental pueden acelerar o exacerbar ciertas condiciones de salud.
"Por ejemplo, vemos a personas de 50 años en la población general que desarrollan artritis, pero no es raro que un cuidador de 50 años necesite un reemplazo de cadera debido a levantar y agacharse todo el tiempo para cuidar a su hijo que fue herido en Fallujah, o que cuidadores desarrollen enfermedades crónicas relacionadas con la edad más temprano en la vida".
Los cónyuges cuidadores se esfuerzan constantemente por cuidar con dignidad y honor a sus parejas veteranas física o mentalmente lesionadas, sin embargo, la lesión cerebral traumática (TBI) y el trastorno de estrés postraumático (TEPT), heridas características de las guerras recientes, pueden llevar a cambios en el comportamiento, aumento de la ira y pensamientos suicidas. Los cónyuges y compañeros de los veteranos informan que estas lesiones no solo afectan a sus seres queridos, sino también a su matrimonio, y a menudo necesitan encontrar formas de proteger a otros miembros de la familia de los efectos emocionales negativos. La carga de este cuidado y protección puede ser abrumadora. No es inusual que los cónyuges de veteranos desarrollen lo que se conoce como trastorno de estrés postraumático secundario, debido a la tensión de cuidar y controlar los problemas y síntomas de salud mental (en inglés) de su pareja.
En la salud y en la enfermedad
Mary Stone*, de 53 años, de Lexington, Kentucky, conoció a su esposo Steve cuando él era reservista del Ejército en 1995, después de que fuera desplegado al conflicto de la Operación Tormenta del Desierto. "En la salud y en la enfermedad", ella dice. "Me comprometí a eso, pero no sabía que iba a ser todo enfermedad, y cuando es mi enfermedad, es toda mía. Cuando se trata de las necesidades de alguien más, eso tiene que ser la prioridad. Es mi trabajo hacer que él se sienta mejor".
Steve fue llamado a servir después del 11 de Septiembre y desplegado en el 2005 a Irak, donde fue lesionado en la parte posterior del cuello por fragmentos de mortero y se le condicionó para que simplemente "lo ignorara". Cuando volvió a casa en licencia militar, comenzó a tener problemas para dormir, experimentando dolores de cabeza y problemas de visión, fatiga, pérdida de peso y confusión. Con tres niños pequeños en casa, él continuó su trabajo como bombero, mientras Mary enseñaba en la escuela. Ella comenzó a notar cambios; él se enfurecía con los niños, y a veces lo encontraba escondido bajo las mantas hablando de "personas de negro". Falló una prueba cognitiva y finalmente sus compañeros de trabajo le dijeron que tenía problemas de ira, lo que llevó a la pérdida de su trabajo.
"Con el tiempo, ya no podía más", dice Mary. "Nuestros hijos eran mayores y habían desarrollado muchos problemas: uso de drogas, autolesiones, intentos de suicidio. Los cambios de humor de Steve eran tan intensos que no podía contarle nada de esto. Mientras nuestro hijo estaba siendo arrestado en casa por consumo de drogas, él estaba en la sala cambiando de canal, totalmente desconectado. Steve no entendía qué estaba pasando".
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