Vida Sana
Todos necesitan límites en el trabajo y la vida, pero en el mundo de los cuidados familiares, la capacidad de crear y entender tu propio límite puede ser la diferencia entre prosperar o simplemente sobrevivir.
Cuando pienso en hace 20 años, cuidando de mi esposo mientras se recuperaba de una lesión cerebral traumática, yo era una persona frenética y desvelada, sobrevivía hora por hora. Unos amigos bien intencionados trataron de sacarme de la casa para despejarme la mente de nuestra situación, pero no era lo que necesitaba. Lo que realmente necesitaba era dormir, o estar sola, pero la “chica buena” en mí no quería defraudar a las personas. Decir “no” no parecía una opción. Todos habían sido tan generosos con nuestra familia; no quería ser irrespetuosa. Me encontré diciendo “Sí” a las cosas que complacerían a otras personas.
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Suzanne Mooney, de 79 años, de Ottawa, Canadá, está actualmente cuidando a su esposo, Terry, también de 79 años. Como consultora de gestión y profesional de comunicaciones, era la acompañante de su esposo del Servicio de Asuntos Extranjeros de Canadá. Vivieron en distintas partes del mundo y viajaron mucho por más de 40 años.
Terry nació con un defecto de nacimiento —brazos cortos—, pero su inteligencia, tenacidad y perseverancia le permitieron usar su carrera diplomática en el extranjero para tratar de hacer del mundo un lugar mejor, especializándose en “situaciones de desastre” en todo el mundo. Hoy en día, el mundo de Suzanne y Terry está limitado por su situación de salud, lo que ella llama “un carrusel de síntomas e impedimentos”, incluida la enfermedad de Parkinson, la demencia vascular y un trastorno de ansiedad.
“Pasar de depender completamente de su propia fuerza y capacidad, a necesitar ayuda con las actividades de la vida cotidiana, ha sido difícil para él”, dice Suzanne. “Como un nuevo cuidador, no sabes que tienes límites, o incluso exactamente lo que son, hasta que cruzas una línea, y eso es sorprendente. Al crecer en las décadas de 1950 y 1960 en Montreal, a las mujeres no se les enseñaba a tener límites, así que he continuado con la sensación de que nunca puedo hacer lo suficiente”. Suzanne ha llegado al punto en el cuidado de Terry donde necesita encontrar un lugar para manejar sus necesidades las 24 horas del día, lo que ha sido una decisión emocional, complicada por su preocupación por las finanzas.
Donna Thomson, de 69 años, es cuidadora familiar y educadora de Ottawa, Canadá. Es autora de dos libros importantes sobre el cuidado, The Four Walls of My Freedom y The Unexpected Journey of Caring, además de un blog regular (en inglés). Thomson también enseña un curso en línea llamado “Caregiving Essentials” en la Universidad de McMaster, que brinda información sobre la mejor manera de apoyar a los cuidadores. Establecer y mantener límites es un elemento importante en la discusión en el salón de clases.
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