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10 exámenes médicos a evitar

Quizá no necesites hacerte estos exámenes médicos tan comunes con la frecuencia que crees.

Orden médica

Levi Brown

Consulta con tu médico para verificar si ese examen al que te someterás es realmente necesario.

In English l Los médicos advierten que algunos de los exámenes médicos más comunes a los que los estadounidenses se someten rutinariamente causan más daño que beneficio, representan un gasto de miles de millones de dólares anuales del presupuesto para la asistencia médica y podrían poner en riesgo tu salud o, incluso, tu vida.

Entre los exámenes que prestigiosos paneles de profesionales médicos tienen en la mira por su práctica excesiva se encuentran las pruebas de Papanicolau anuales, las pruebas de PSA frecuentes, los ECG periódicos e incluso los exámenes físicos de rutina anuales. Los médicos afirman que la práctica abusiva de dichos exámenes conduce a la aparición de peligrosos efectos secundarios, dolor, exposición a la radiación, cirugías innecesarias e, incluso, la muerte.

La American Board of Internal Medicine Foundation (ABIMF, Fundación de la Junta Estadounidense de Medicina Interna) les solicitó a más de cincuenta sociedades médicas —de médicos de familia, oncólogos, cardiólogos y otros especialistas— que identificaran aquellos exámenes y tratamientos que a menudo resultan innecesarios. AARP es un socio consumidor en esta campaña denominada Choosing Wisely (en inglés).

John Santa, director médico de Consumer Reports, otra organización asociada a Choosing Wisely, afirma que estos exámenes para la detección de enfermedades con frecuencia arrojan resultados falso-positivos que desembocan en una espiral ascendente de procedimientos invasivos, administración de medicamentos e incluso cirugías, todos ellos innecesarios. Si padeces síntomas o posees ciertos factores de riesgo, estos exámenes pueden ser valiosos —hasta pueden salvar vidas—, pero lo concreto es que se están practicando en un número excesivamente alto de personas.

1. Prueba de esfuerzo nuclear y otros estudios de diagnóstico por imágenes, luego de haber sido sometido a un procedimiento cardíaco

Muchas personas que han sido sometidas a un bypass coronario, a un implante de un stent o a otro tipo de procedimiento cardíaco perciben que han tenido un encuentro cercano con la muerte. Es entendible que, como consecuencia, tanto pacientes como médicos deseen quedarse tranquilos de que su corazón late saludablemente, por medio de una prueba de esfuerzo nuclear u otro tipo de exámenes. Sin embargo, realizar estos exámenes a pacientes asintomáticos todos los años —e incluso cada dos años— rara vez da lugar a un cambio en el tratamiento, explica William Zoghbi, último expresidente del American College of Cardiology (Colegio Estadounidense de Cardiología). “Hacer más estudios no es necesariamente mejor”, concluye.

De hecho, ello puede conducir a la realización de procedimientos invasivos innecesarios y a una excesiva exposición a la radiación sin contribuir a la mejoría del paciente. Como alternativa, los pacientes y los médicos deberían hacer hincapié en aquellas medidas que pueden ser efectivas para preservar la salud cardíaca: controlar el peso y la presión arterial, dejar de fumar e incrementar la actividad física.

2. Electrocardiograma o prueba de esfuerzo anual

Un estudio realizado a unas mil doscientas personas de entre 40 y 60 años que nunca habían padecido enfermedad cardíaca ni ningún síntoma reveló que el 39% se había hecho un ECG en los últimos cinco años y que el 12% se había sometido a una prueba de esfuerzo. El problema: una persona con bajo riesgo de padecer enfermedad cardíaca podría tener una probabilidad diez veces mayor de obtener un resultado falso positivo que de encontrar un problema verdadero, afirma John Santa de Consumer Reports, que estuvo a cargo del estudio en el 2010. Esto podría desembocar en un cateterismo cardíaco y un implante de stents totalmente innecesarios. En lugar de ello, controla tu presión arterial y tu colesterol. Y si tuvieras riesgo de padecer diabetes, también sería conveniente que te hagan un análisis del nivel de glucosa en sangre.

3. PSA para detectar el cáncer de próstata

El cáncer es una enfermedad a la que todos le temen; sin embargo, el análisis de PSA suele detectar cáncer de crecimiento lento que no será mortal. “Existe evidencia extremadamente convincente de que en un hombre con riesgo habitual y sin síntomas, la prueba de PSA causa más daño que beneficio”, comenta Reid Blackwelder, presidente de la American Academy of Family Physicians (AAFP, Academia Estadounidense de Médicos de Familia). Como resultado de este análisis, agrega, a los hombres con frecuencia se les realizan ecografías, se les repiten los análisis de laboratorio e incluso se les hacen biopsias por un problema que no tienen; aproximadamente el 75% de los análisis que demuestran niveles de PSA elevados resultan ser una falsa alarma. Cuando a los hombres sí se los somete a una cirugía o a radioterapia, entre el 20 y el 40% terminan con impotencia, incontinencia o ambas.

No todos los médicos concuerdan con la recomendación de la AAFP en contra del análisis rutinario de PSA, pero muchos coinciden en que este se indica en forma excesiva. Hasta la American Urological Association (Asociación Urológica Estadounidense), que respalda el uso del análisis del PSA, opina que este debería practicarse principalmente en hombres cuyas edades oscilan entre los 55 y los 69 años. La American Society of Clinical Oncology (Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica) no recomienda la prueba del PSA para la detección del cáncer de próstata en hombres que no presenten síntomas y tengan una expectativa de vida inferior a los diez años. Un estudio reciente publicado en la revista Cancer reveló que Medicare gastó casi $450 millones al año en estudios de PSA, un tercio de los cuales fue efectuado en hombres mayores de 75 años.

4. PET (Tomografía por emisión de positrons) para diagnosticar la enfermedad de Alzheimer

Hasta hace poco tiempo, la única manera de diagnosticar con precisión la enfermedad de Alzheimer era durante una autopsia. En los últimos años, los médicos han comenzado a utilizar estas tomografías con una sustancia de contraste radiactiva, en busca de la proteína beta amiloide que se encuentra en el cerebro de las personas que padecen esta enfermedad. Si bien este estudio tiene un uso prometedor para la investigación, se plantean serios interrogantes respecto de si debe ser utilizado en aquellas personas que manifiestan tener memoria difusa. En el caso de las personas mayores, las PET detectan sistemáticamente la presencia de esta proteína en un 30 a 40% de ellas, aunque no presenten ningún problema con la memoria.

Si bien las placas de beta amiloide están presentes en todos los enfermos de Alzheimer, se desconoce si todos los que tienen estas placas desarrollarán la enfermedad o cuándo la desarrollarán, explica Peter Herscovitch, presidente electo de la Society of Nuclear Medicine and Molecular Imaging (Sociedad de Medicina Nuclear e Imagen Molecular). Asimismo, aunque la PET pudiera diagnosticar la enfermedad de Alzheimer con precisión, este mal no tiene tratamiento. Si estás preocupado por tu memoria, lo mejor sería que un médico especializado en diagnosticar y tratar la demencia te efectúe un chequeo médico completo. Existen muchas otras enfermedades, tales como los derrames cerebrales, los problemas de tiroides y las deficiencias de vitaminas, que pueden causar los mismos síntomas y que son tratables.

5. Radiografía, tomografía computarizada o resonancia magnética en los casos de dolor de espalda

Lamentablemente, el dolor de espalda es muy común: el 80% de las personas sufrirán dolor de espalda en algún momento de su vida. Puede ser tanto insoportable como debilitante. Es natural que quieran saber cuál es el problema. He aquí la cuestión: los mejores aparatos para estudios por imágenes del mundo con frecuencia no pueden revelar la incógnita. Las tomografías de muchas personas mayores que no sufren dolor de espalda pueden proporcionar imágenes terribles.

En la mayoría de los casos, el dolor de espalda desaparece en el término de un mes, y los estudios por imágenes suelen conducir a costosos procedimientos que a menudo no ayudan en la recuperación. Un estudio reveló que las personas a las que se les realizó una resonancia durante el primer mes de su dolor de espalda tuvieron una probabilidad ocho veces mayor de ser sometidas a una cirugía que aquellas a las que no se la realizaron; sin embargo, no obtuvieron ningún alivio en forma más rápida. Si no te sientes mejor en un mes, consulta a tu médico sobre otras opciones, tales como fisioterapia, yoga o masajes. No obstante, si sientes debilidad o entumecimiento en tus piernas, tienes antecedentes de cáncer o has tenido una infección en los últimos tiempos, visita a tu médico lo antes posible.

6. Prueba anual de Papanicolaou

La prueba anual de Papanicolaou es un examen habitual que integra la lista de estudios de la salud femenina, pero no tiene por qué serlo. Las mujeres que tienen un riesgo promedio solo necesitan realizarlo cada tres años, ya que el cáncer cervical por lo general tarda entre 10 y 20 años en desarrollarse. Si las mujeres también han tenido pruebas negativas del HPV (virus del papiloma humano), que ahora se sabe que produce cáncer, únicamente necesitan una prueba de Papanicolaou junto con la del HPV cada cinco años. Y las mujeres mayores de 65 años que han tenido varias pruebas de Papanicolaou consecutivas con resultados normales pueden dejar de hacérselas para siempre. Sin embargo, cabe advertir que una vista anual a un médico obstetra/ginecólogo sigue integrando la lista de las consultas que se deben realizar.

7. Densitometría ósea para mujeres menores de 65 años y para hombres menores de 70

En Estados Unidos, para un número estimado de diez millones de personas —la mayoría de ellas mujeres— que padecen osteoporosis, la medicación destinada a fortalecer los huesos puede disminuir la probabilidad de que ocurra una fractura ósea. Sin embargo, muchos expertos argumentan que, en el caso de personas de entre 50 y 65 años que sufren de osteopenia —leve disminución de la densidad mineral ósea—, los exámenes y el posterior tratamiento farmacológico pueden ser una pérdida de tiempo y de dinero. No solo el riesgo de fractura suele ser bastante bajo, sino que medicamentos como Fosamax (alendronato) y Boniva (ibandronato) han sido vinculados a síntomas como dolor de garganta o pecho, dificultad para tragar, acidez estomacal, dolor muscular, pérdida ósea en la mandíbula y fractura femoral. A esto se suma el hecho de que se dispone de escasa evidencia que permita afirmar que las personas con osteopenia obtienen un gran beneficio con estos fármacos.

Para mantener la fortaleza de tus huesos, lo ideal es caminar y realizar ejercicios con peso, aconseja Blackwelder. Asegúrate de consumir suficiente calcio y vitamina D en tu dieta. Si fumas, deja de hacerlo.

8. Ecografías para el seguimiento de pequeños quistes ováricos

Muchas mujeres se someten en forma reiterada a ecografías para verificar que sus quistes ováricos no se hayan tornado cancerosos. Sin embargo, investigaciones actuales indican que estos estudios no son necesarios. Por un lado, las mujeres premenopáusicas presentan quistes ováricos benignos en forma regular. Por otro, alrededor del 20% de las mujeres posmenopáusicas también desarrollan quistes benignos.

“La probabilidad de que esos pequeños y simples quistes devengan alguna vez en un cáncer es excesivamente baja”, afirma Deborah Levine, presidenta de la American College of Radiology Commission on Ultrasound (Comisión sobre Ultrasonido del Colegio Estadounidense de Radiología) y profesora de radiología en la Facultad de Medicina de Harvard.

En el caso de las mujeres posmenopáusicas, solo los quistes que superan un centímetro de diámetro requieren un seguimiento por ultrasonido. En las mujeres premenopáusicas, que suelen presentar quistes benignos todos los meses cada vez que ovulan, los quistes de menos de tres centímetros no ameritan mención alguna en el informe del radiólogo, expresa Levine.

9. Colonoscopia después de los 75 años

La mayoría de las personas debería hacerse un estudio para la detección del cáncer de colon al llegar a los 50 años y, luego, cada 5 a 10 años, si el primer estudio resultó normal. A la edad de 75 —si las colonoscopias realizadas hasta el momento siempre han sido normales— puede dejar de someterse a este estudio en forma definitiva. Esto debería ser una buena noticia, ya que una colonoscopia puede ocasionar serias complicaciones en las personas de edad avanzada.

“Solo la preparación para una colonoscopia puede ser algo excepcionalmente duro”, comenta James Goodwin, director del Sealy Center on Aging (Centro Sealy sobre Envejecimiento) del Departamento de Medicina de la University of Texas, quien se dedica a estudiar el uso excesivo de las colonoscopias. Algunos pacientes se tornan incontinentes o padecen de dolores, diarrea y constipación durante semanas. En los peores casos, el procedimiento puede llegar a perforar el colon. A pesar de estos riesgos, estudios recientes han descubierto que un número sustancial de personas de más de 75 años, incluso de más de 85, continúan sometiéndose a colonoscopias.

Para proteger tu colon, come una abundante cantidad de frutas, verduras y granos integrales ricos en fibra. Suspende los alimentos grasos, las carnes rojas y las carnes procesadas. Si estás excedido de peso, adelgaza y ejercítate. ¿Esto te resulta familiar? Debería, ya que es el mejor consejo para proteger también el resto de tu cuerpo y también tu mente.

10. Examen físico anual

Se dispone de poca evidencia que respalde el argumento de que someterse a un chequeo anual puede mantenerte saludable. Muchos de los estudios que los médicos solicitan en forma regular —por ejemplo, para diagnosticar anemia, enfermedad hepática o infecciones urinarias— no tienen sentido, a menos que haya una razón para sospechar que hay un problema. “Una persona de 52 años que está saludable no necesita ver a un médico una vez al año”, afirma Jeremy Sussman, especialista en medicina interna del sistema de VA (Administración de Veteranos) y profesor adjunto de la University of Michigan que integró la fuerza de tarea de la Society of General Internal Medicine (Sociedad de Medicina Interna General), responsable de la elaboración de la recomendación Choosing Wisely.

“Con toda certeza, no creemos que las personas nunca deberían consultar a un médico, todo lo contrario. Lo que sí ponemos en duda es la validez de consultar a alguien por el solo hecho de consultarlo”. Tus necesidades específicas deberían determinar la frecuencia con la que visitas al médico, agrega. Si padeces una dolencia que requiere tratamiento, entonces deberías consultar a tu médico. No dejes de preguntarle sobre la frecuencia con la que necesitas que te controlen tus niveles de presión arterial y de colesterol. “El punto es: no hagas todas esas cosas en función del calendario”, afirma. “Hazlas en beneficio de tu salud”.

Elizabeth Agnvall es escritora y redactora de artículos para AARP Media.

El alto precio del hacerte exámenes innecesarios

Cada año, en Estados Unidos, se calcula que se gastan unos $225,000 millones ($225 billion) en exámenes y servicios médicos innecesarios, según Rosemary Gibson, coautora de The Treatment Trap (La trampa de los tratamientos).

Ten en cuenta que casi dos tercios de las mujeres a las que se les ha practicado una histerectomía y la mitad de las mujeres mayores de 65 años sin antecedentes de cáncer cervical —14 millones de mujeres— informan que se han realizado pruebas de Papanicolaou en forma reciente, pese a que el American College of Obstetricians and Gynecologists (Colegio Estadounidense de Obstetricia y Ginecología) no lo recomienda en estos casos.

Se gastan aproximadamente $3,000 millones ($3 billion) en pruebas de PSA para la detección del cáncer de próstata, que muchos grupos médicos consideran más perjudicial que beneficioso. Lo más probable es que casi un cuarto de las colonoscopias de $1,000 efectuadas a hombres mayores sean inadecuadas.

Esto es solo el costo de los estudios. A ello hay que agregarle la cantidad gastada en biopsias, cirugías y otros procedimientos innecesarios, y las cifras son asombrosas.

Las resonancias magnéticas y otros estudios de diagnóstico por imágenes para los casos de dolores de espalda son notoriamente engañosos. Aun así, estas pruebas pueden generar más de $80,000 millones ($80 billion) en tratamientos por año —analgésicos, cirugías e inyecciones en la columna— que con frecuencia no dan solución al problema. Los estudios de PSA generan un gasto aproximado de $12,000 millones ($12 billion) al año en la atención del cáncer de próstata, incluidas las biopsias, la radiación y las prostactectomías— en su mayoría innecesarios.

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