Vida Sana
| Antes de la mañana en la que me desperté sobresaltada con uno de sus síntomas más misteriosos, nunca había oído hablar de la enfermedad degenerativa del disco, aunque sin duda era consciente de la intensa sensación de zumbido y hormigueo que me bajaba de los brazos a las manos.
Sacudir los brazos y las manos no ayudó; todavía sentía como si hubiera puesto los dedos en un enchufe eléctrico y las sacudidas irradiaban de arriba a abajo en mis extremidades superiores. Aunque iban y venían a lo largo del día, las vibraciones seriamente incómodas regresaron con la misma fuerza cuando llegué a una cita esa tarde, y fue entonces cuando comencé a temer que algo estaba muy mal.
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Cuando los síntomas no desaparecieron después de unos días, fui a ver a mi internista, quien estaba tan desconcertada como yo. Como yo no tenía ningún otro síntoma, pensó que estos signos neurológicos podrían deberse a la enfermedad de Lyme, la enfermedad celíaca o una deficiencia de vitamina B-12, y me mandó una serie de análisis de sangre, que resultaron negativos. A continuación: una visita a un estimado neurólogo, quien me examinó en busca de esclerosis múltiple (negativo) y me realizó pruebas especiales y dolorosas de conducción nerviosa para ver si tenía daño nervioso en las extremidades (afortunadamente, no tenía). Después de que otra serie de análisis de sangre no arrojó ninguna información, por una corazonada, el neurólogo me remitió a una resonancia magnética del cuello. Efectivamente, tres discos protuberantes estaban presionando mi médula espinal, causando las sensaciones de sacudidas y hormigueo. ¡Después de seis semanas de estrés e incomodidad, el misterio estaba resuelto! El diagnóstico: enfermedad degenerativa del disco y estenosis cervical (un estrechamiento del canal espinal en el cuello).
No tenía ni idea de que un tercio de las mujeres y los hombres entre las edades de 40 y 59 muestran evidencia de enfermedad degenerativa del disco en tomografías computarizadas; la prevalencia se duplica entre las personas de 60 a 69 años y se cuadruplica para los de 70 a 79, según un informe del 2018 del Estudio Framingham. Resulta que la enfermedad degenerativa del disco en el cuello es un 38% más común entre las mujeres que entre los hombres, según un estudio en el Loyola University Medical Center en Maywood, Illinois.
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