Vida Sana
| Enciende el televisor, lee los titulares o desplázate por las redes sociales y verás algunas estadísticas alarmantes: ¡Más de una de cada tres personas tiene prediabetes! ¡58 millones de personas presentan lesiones precancerosas en la piel! Es suficiente para que te salgan canas del disgusto. Y tal vez te preguntes: ¿De dónde salieron todas estas nuevas afecciones precursoras de las enfermedades?
"Hay 'pre-' casi todo", explica Mara Schonberg, profesora adjunta de Medicina en la Facultad de Medicina de Harvard. Muchos de estos diagnósticos han existido solo durante los últimos años. Y, aunque pueden motivarnos a tomar el control de nuestra salud, "diagnosticar las enfermedades previas, en especial entre los adultos mayores, ocasionalmente puede ser más dañino que útil", agrega Schonberg. Las afecciones previas a menudo no se convierten en una enfermedad completa, y un diagnóstico puede causar estrés adicional y llevar a un tratamiento médico innecesario.
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Dicho esto, el conocimiento es poder, afirma Bernadette Anderson, médica de cabecera en Columbus, Ohio. "Tienes la oportunidad de prevenir que la enfermedad se desarrolle". Esto es lo que significa, y qué hacer, cuando el médico dice...
Preenfermedad: prediabetes
Un tercio de las personas en EE.UU. —y apenas la mitad de las personas de 65 años o más— tienen niveles de azúcar en la sangre, en ayunas, que oscilan entre la diabetes normal (menos de 100) y la diabetes tipo 2 (más de 125), una afección llamada prediabetes. Eso suena bastante grave hasta que se considera que casi nadie fue diagnosticado con prediabetes antes del 2010. Y la comunidad médica no está completamente de acuerdo si la epidemia es real. "La prediabetes es dudosa porque es muy confusa; solo un porcentaje pequeño de personas que reciben esa clasificación en realidad progresan a diabetes", afirma Eric Topol, cardiólogo y director del Scripps Research Translational Institute en San Diego.
Por una parte, los niveles de azúcar en la sangre en este rango intermedio aumentan el riesgo de diabetes (y con ello, el riesgo de enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y la enfermedad de Alzheimer). Pero algunas investigaciones encuentran que, cada año, apenas el 2% de los prediabéticos pasan a un diagnóstico completo de diabetes, y menos de la mitad de los diagnosticados con prediabetes se volverán diabéticos dentro de una década. "He visto a algunos pacientes que tienen diabetes para la siguiente vez que los atendemos, y algunos que permanecen en el rango de prediabetes o entran en el rango normal durante años y años", dice Grenye O'Malley, endocrinóloga y profesora adjunta en la Facultad de Medicina Icahn de Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York.
Órdenes del médico: Tu médico debe pedirte que regreses en seis meses o un año para realizar una de tres pruebas, dice O'Malley: una prueba de azúcar en la sangre en ayunas, una prueba de hemoglobina A1c (que mide los niveles promedio de azúcar en la sangre durante los últimos dos o tres meses) o una prueba oral de tolerancia a la glucosa (donde ayunas, luego bebes un líquido dulce y te miden los niveles de azúcar en la sangre dos horas después). Mientras tanto, te dirá que el control de peso debe convertirse en la prioridad principal de tu salud: Aumentar más de peso podría empujarte al mundo de la diabetes, mientras que bajar solo el 5 al 7% en la balanza (tan solo de 10 a 14 libras para una persona de 200 libras) reduce el riesgo de desarrollar diabetes a la mitad. Y aunque hay por lo menos diez clases de medicamentos en el mercado para la prediabetes, estos parecen principalmente retrasar, en lugar de prevenir, la aparición de la diabetes. "En los ensayos clínicos más grandes, los cambios en el estilo de vida con pérdida de peso resultaron ser la prevención más efectiva para la diabetes, incluso más que los medicamentos", expresa O'Malley.
Tu plan de acción: Pídele a tu médico que compruebe tus niveles de vitamina D y considera la posibilidad de tomar un suplemento. En un estudio del 2018 (edad promedio de los participantes: 74 años), un tercio de los que tenían niveles de vitamina D superiores a 30 nanogramos/mililitro (ng/ml) tenían riesgo de desarrollar diabetes, pero solo una quinta parte de los que tenían niveles superiores a 50 ng/ml lo tenían. (La mayoría de las personas están en el rango de 20-40 ng/ml). Y consume más frutas: las personas con prediabetes que comieron dos tazas de frambuesas con el desayuno redujeron drásticamente sus niveles de azúcar en la sangre, según un estudio reciente en la revista Obesity (en inglés). Los flavonoides y los polifenoles de la fruta tienen propiedades antidiabéticas, señalan los investigadores.
Alerta de síntomas: Micción más frecuente, sed extrema, visión borrosa o pérdida de peso involuntaria son todas señales de que puedes estar inclinándote hacia la diabetes.
Preenfermedad: hipertensión en etapa 1
En el 2017, se introdujeron nuevas directrices que eliminaron el término "prehipertensión", por lo que es posible que hayas escuchado los términos "presión arterial elevada" o "hipertensión en etapa 1". En Estados Unidos, la hipertensión en etapa 1 significa que tu presión arterial sistólica —la primera cifra— está subiendo hasta los 130, y tu médico debe aconsejarte sobre el tratamiento, señala el American College of Cardiology (ACC). Pero en un estudio de 12,000 pacientes que se realizó en Alemania, donde ese nivel de presión arterial no se considera digno de tratamiento, los investigadores encontraron que, durante diez años, no hubo un mayor riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular para las personas de esta categoría, una vez que se consideraron otros factores.
Órdenes del médico: El riesgo real, en este caso, es que la presión arterial (PA) suba gradualmente: Una vez que la presión arterial sistólica se estabiliza por encima de 130, es fundamental comenzar a hacer cambios en el estilo de vida, dice Icilma Fergus, cardióloga y directora del Departamento de disparidades cardiovasculares del Centro Médico Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York. Y si tienes cardiopatía y diabetes, tomar medicamentos podría ser una opción. Si estás tomando un nuevo medicamento para la presión arterial, el médico puede pedirte que hagas citas una o dos veces al mes al principio. De lo contrario, comienza a medirte la presión arterial por tu cuenta (una vez por semana, si suele ser estable o todos los días si no lo es (o si tienes una meta en mente). Usa un monitor en el hogar que se coloque en el brazo, o visita una farmacia con una estación en la que midan la presión arterial. Prueba una dieta baja en sodio como el plan de alimentación DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension; enfoques dietéticos para detener la hipertensión) durante al menos dos semanas, y no consumas más de 1,500 miligramos de sodio al día. "Tenemos una respuesta muy rápida al reducir el consumo de sal", dice Fergus. De hecho, se ha descubierto que, para muchos adultos, la dieta DASH es tan efectiva como los medicamentos.
Tu plan de acción: Toma una siesta. Dormir al mediodía parece reducir la presión arterial tanto como tomar medicamentos antihipertensivos en dosis bajas, según un estudio griego reciente. "Hay una caída natural en la presión arterial cuando dormimos y probablemente una disminución de nuestro sistema nervioso simpático", explica Chris Winter, médico de Charlottesville, Virginia, quien escribió The Sleep Solution. "Hacerlo consistentemente puede poner a tu cuerpo en una rutina de bajar la presión dentro de tu sistema circulatorio todos los días".
Y consume alimentos ricos en potasio (papas, plátanos, frijoles rojos, salmón), así como en calcio y magnesio (yogur, verduras de hoja verde y almendras); estos ayudan a estabilizar la presión arterial, dice Anderson.
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