Vida Sana
| Es oficial: los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) informan que la mitad de la población del país está completamente vacunada contra la COVID-19. Ahora existe un nuevo obstáculo para la atención médica: asegurar a las personas que pueden regresar a hacerse las evaluaciones preventivas, los chequeos y los exámenes recomendados sin riesgo. La preocupación por contraer COVID-19 dio lugar al retraso de consultas médicas necesarias.
Según un análisis de Epic Health Research Network (EHRN), un sistema de expedientes médicos electrónicos, las citas de detección de cáncer de cuello uterino, colon y mama se redujeron entre un 86 y un 94% en marzo, en comparación con las cifras promedio de los tres años anteriores al primer caso confirmado de COVID-19 en Estados Unidos.
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Otro estudio, dirigido por investigadores de la Facultad de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins, reveló que la cantidad de consultas de atención primaria —en las que generalmente se evalúan el colesterol y la presión arterial— se redujo en más del 21% durante el segundo trimestre del 2020, en comparación con el mismo período del 2018 y el 2019. También resulta inquietante que una encuesta de Cleveland Clinic concluyera que el 65% de los pacientes que padecen cardiopatías postergaron las evaluaciones preventivas o los chequeos, y que muchos recurrieron “a internet o amigos y familiares en lugar de a un profesional de la salud y recibieron asesoramiento médico informal, a pesar de que el 53% de los pacientes con cardiopatías reportaron sentir un síntoma preocupante, como dificultad para respirar”.
La preocupación de los médicos es que los retrasos en las evaluaciones podrían significar que los pacientes reciban diagnósticos de problemas de salud más avanzados y difíciles de tratar más adelante. El Instituto Nacional del Cáncer predice que solo en la próxima década habrá 10,000 muertes de más por cáncer de mama y colorrectal en el país. Además, las comunidades menos favorecidas, a quienes la COVID-19 ya afecta de forma desproporcionada, se verán especialmente perjudicadas.
Ahora que vemos luz al final del túnel, permítenos ayudarte a recuperar el rumbo.
1. Colonoscopía
Cuándo la necesitas: según las nuevas recomendaciones que el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE.UU. publicó este mes, las pruebas de detección de cáncer colorrectal en situación de riesgo intermedio deberían comenzar a los 45 años y no a los 50. Esta modificación se debe en parte a que si bien los índices de mortalidad han ido disminuyendo año tras año, las cifras han aumentado entre las personas menores de 50 años. Los expertos en atención médica no conocen la razón exacta, pero algunos sospechan que una de las causas puede ser los malos hábitos alimenticios, incluidas las dietas ricas en carnes rojas y alimentos procesados. “Ahora el mensaje universal es: comienza [a conversar sobre] las evaluaciones a los 45 años y continúa cada 10 años en lo sucesivo si los resultados son normales”, sugiere la Dra. Aasma Shaukat, experta en prevención del cáncer colorrectal y portavoz de la American Gastroenterological Association. Quienes tienen un riesgo más alto de lo normal, por ejemplo, porque son fumadores o tienen familiares directos que han tenido cáncer de colon, deben someterse al procedimiento cada tres a cinco años. Las personas que gozan de buena salud y tienen una expectativa de vida de más de 10 años deben continuar con las pruebas de detección de cáncer colorrectal hasta los 75 años. En el caso de las personas de 76 a 85 años, la decisión de hacerse el estudio debe basarse en las preferencias personales, la expectativa de vida, la salud general y las evaluaciones preventivas previas. No se recomienda este estudio para las personas mayores de 85 años.
Por qué la necesitas: si bien el cáncer de colon es el más evitable (si se detecta temprano, el índice de supervivencia a cinco años es de aproximadamente el 90%), es el tercer tipo de cáncer que se diagnostica con más frecuencia y la tercera causa principal de muerte por cáncer en Estados Unidos. ¿Por qué? Solo alrededor del 66% de todos los adultos mayores de 50 años están al día con los exámenes de detección colorrectal, según la American Cancer Society. En el 2020, se diagnosticaron unos 104,610 casos nuevos de cáncer de colon y 43,340 casos de cáncer de recto en Estados Unidos, y casi el 90% de quienes recibieron estos diagnósticos tenían 50 años o más.
Las pruebas de muestras de heces para hacer en casa, como la prueba inmunoquímica fecal (FIT) o la prueba de ADN (Cologuard), son muy eficaces si se realizan con regularidad (una vez al año o, en el caso de Cologuard, cada tres años). Sin embargo, el procedimiento de referencia sigue siendo la colonoscopía. Como señalan los expertos, es una prueba completa: no solo descubre pólipos precancerosos, sino que los elimina antes de que puedan causar problemas en el futuro. (Los pólipos tardan cerca de diez años en convertirse en cáncer). Además, si se encuentra algo sospechoso con una prueba de heces, de todos modos será necesario hacer una colonoscopía posterior.
¿Necesitas un incentivo? Para muchos pacientes, la parte más difícil de una colonoscopía es la preparación intestinal para el procedimiento, que requería beber jarras de un laxante líquido horrible. Sin embargo, Shaukat señala que ahora hay preparaciones que tienen la mitad del volumen de la preparación normal (aproximadamente un galón de líquido o cerca de dos litros). “También hay modos de lograr que la preparación sea más apetecible”, advierte. “Dado que muchas de estas preparaciones tienen un regusto salado, puedes agregar Crystal Light saborizado a la mezcla y beberlo con hielo y con una pajita”.
2. Mamografía
Cuándo la necesitas: las pautas para los estudios de detección del cáncer de mama varían según los comités médicos. Para simplificar las cosas, muchos médicos recomiendan que las mujeres que no tienen un riesgo superior al promedio se hagan mamografías anuales a partir de los 40 años. La American Cancer Society (ACS) recomienda que las mujeres de 45 a 54 años se hagan mamografías anuales, y en el caso de las mujeres de 55 años o más, continuar con las mamografías anuales o cada dos años. (Cuando el cáncer de mama se diagnostica en mujeres mayores de 55 años, especialmente aquellas que han pasado por la menopausia, tiene más probabilidades de evolucionar con mayor lentitud y ser menos agresivo). Las mujeres que tienen un alto riesgo debido a antecedentes familiares de la enfermedad u otros factores, como tejido mamario denso o la presencia de una mutación del gen BRCA, probablemente necesiten hacerse el estudio con más frecuencia. El Dr. Mark Pearlman, que es uno de los coautores del Practice Bulletin on Breast Cancer Risk Assessment and Screening in Average-Risk Women del American College of Obstetricians and Gynecologists, advierte que “las mujeres que tienen tejido mamario muy denso tienen un riesgo cuatro veces mayor de tener cáncer de mama, en comparación con las mujeres que tienen tejido mamario muy graso”.
La ACS también recomienda que las mujeres continúen haciéndose mamografías mientras gocen de buena salud y su expectativa de vida sea de al menos 10 años.
No dejes de avisarle al técnico de la mamografía si recibiste la vacuna contra la COVID-19, cuántas dosis y en qué brazo se administró. Esto es importante porque en algunas mujeres, el cáncer de mama se presenta como ganglios linfáticos inflamados debajo de un brazo. Algunas pacientes reportaron tener ganglios linfáticos inflamados después de recibir la vacuna contra la COVID-19. Este fenómeno podría confundirse con un posible diagnóstico de cáncer de mama.
Por qué la necesitas: el 80% de todos los casos de cáncer de mama se presentan en mujeres de 45 años o más. (En las mujeres de 40 a 50 años, el riesgo de cáncer de mama es de 1 en 68. Entre los 50 y los 60 años, ese riesgo aumenta a 1 en 42. En el grupo de edad de 60 a 70, el riesgo asciende a 1 en 28). Sin embargo, los índices de mortalidad por cáncer de mama posteriores a 1990 han disminuido entre un 1.8 y un 3.4% por año, en gran parte debido a que las mamografías son eficaces para detectar la enfermedad —en particular en mujeres de 50 años o más— al identificar correctamente el cáncer en el 87% de los casos.
La mayoría de las organizaciones médicas no recomiendan los autoexámenes mamarios de rutina como parte de la detección del cáncer de mama. Según la Mayo Clinic, “eso se debe a que los autoexámenes mamarios no han demostrado ser eficaces para detectar el cáncer ni mejorar la supervivencia de las mujeres que lo padecen”. Hacerse una mamografía anual es la mejor manera de detectar la enfermedad en una etapa inicial, cuando es menos probable que se haya propagado.
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