Vida Sana
Mito 1: la culebrilla y la varicela son lo mismo
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Es cierto que el mismo virus que causa la culebrilla —llamado varicela-zóster— también causa la varicela, pero las enfermedades no son tan similares (son más como primas lejanas que hermanas). Para la mayoría de las personas, la varicela es una molestia de la infancia que causa mucha picazón pero que, por lo general, no es grave, si bien pueden presentarse complicaciones.
La culebrilla normalmente aparece más tarde en la vida y es más que una mera molestia. En gran parte de los casos, es dolorosa, y las complicaciones de la enfermedad —desde dolor neurálgico duradero hasta problemas de audición e inflamación del cerebro— pueden dañar seriamente la salud, a veces durante meses o años.
Si alguna vez has tenido varicela —y es probable que la hayas tenido, ya que, según datos federales, más del 99% de las personas en Estados Unidos que nacieron antes de 1980 la padecieron—, corres el riesgo de contraer culebrilla. ¿La razón? Una vez que una persona se recupera de la varicela, el virus permanece inactivo en el organismo. Pero puede reactivarse, lo que comúnmente ocurre más adelante en la vida. "Nuestra función inmunitaria natural disminuye con la edad, lo que hace que las personas mayores tengan un mayor riesgo de que se reactive el virus varicela-zóster”, explica Anisha B. Patel, una dermatóloga en el MD Anderson Cancer Center de University of Texas en Houston.
Mito 2: la culebrilla no es prevenible
No es así. Es posible vacunarse contra la culebrilla. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan la de dos dosis para la mayoría de las personas mayores de 50 años, incluidos los adultos con trastornos crónicos de salud, si bien siempre es importante consultar antes con tu médico. Puedes vacunarte en el consultorio del médico o en una farmacia, y no debes olvidar volver entre dos y seis meses después para recibir la segunda dosis.
Shingrix (en inglés) tiene una eficacia aproximada del 90% con dos dosis y retiene un 85% de su eficacia durante cuatro años, dicen los CDC. Y desde que se lanzó la vacuna contra la culebrilla en 1995, las hospitalizaciones y las muertes a causa del virus han visto reducciones muy importantes: del 93 y el 94%, respectivamente.
¿Ya has tenido culebrilla? Incluso en ese caso, Patel dice que “la vacuna puede ayudar a evitar la reactivación futura”.
Cabe mencionar que Zostavax, otra vacuna contra la culebrilla, ya no está disponible en Estados Unidos. La llamada “vacuna viva” fue aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) en el 2006, pero fue suspendida en noviembre del 2020. Los CDC recomiendan que quienes recibieron Zostavax anteriormente se vacunen con Shingrix.
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