Vida Sana
Según un estudio a cargo de Johns Hopkins Medicine, en las dos últimas décadas no han disminuido las probabilidades de sufrir un segundo derrame cerebral o ataque cardíaco, a pesar de que se han producido adelantos en los tratamientos inocuos y eficaces.
¿El motivo? Los investigadores sugieren que los adultos que sufren enfermedades cardiovasculares no han tomado suficientes medidas como para reducir los factores que los ponen en riesgo de sufrir un ataque cardíaco, un derrame cerebral u otro episodio cardiovascular. Entre 1999 y el 2018, el estudio detectó una tendencia al empeoramiento (o ninguna mejora) en el nivel de glucosa en sangre, la presión arterial, el índice de masa corporal (IMC), el tabaquismo, la actividad física y la dieta entre los adultos con enfermedades cardiovasculares.
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El nivel alto de colesterol fue el único factor de riesgo en el que se observó una leve mejora durante ese período. Aun así, solo el 30% de los adultos con enfermedades cardiovasculares registraron un nivel óptimo de colesterol entre el 2015 y el 2018, según el estudio (en inglés), que se publicó en la revista Journal of the American College of Cardiology.
“En realidad no estamos viendo grandes cambios en estos factores de riesgo, y para muchas personas eso implica el peligro de sufrir episodios reiterados”, afirmó en un comunicado el Dr. Seth S. Martin, autor corresponsal del estudio y profesor adjunto de Medicina en la División de Cardiología de la Facultad de Medicina de Johns Hopkins.
El estudio también puso de manifiesto la persistencia de diferencias raciales y étnicas en la salud cardíaca. El acceso a la atención médica y la educación de los pacientes, así como la asequibilidad de los medicamentos, parecen ser los motivos principales de las disparidades registradas en las poblaciones de alto riesgo, señaló en un comunicado el Dr. Nino Isakadze, coautor del estudio y becario de Electrofisiología Cardíaca en Johns Hopkins Hospital. “Es necesario innovar sobre el modo de llegar a diversos grupos de pacientes y mejorar la prevención secundaria en todas las personas que padecen enfermedades cardiovasculares”.
Según la American Heart Association (AHA), una de las mejores formas de reducir el riesgo de padecer una cardiopatía es evitar fumar, hacer ejercicio con regularidad, descansar bien por la noche y llevar una dieta con un alto contenido de frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos y legumbres. También conviene controlar la presión arterial, los niveles de colesterol, los niveles de azúcar en la sangre y el índice de masa corporal.
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