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¿Conoces las señales de advertencia de un accidente isquémico transitorio?

Los síntomas de corta duración de lo que a menudo se conoce como mini derrames cerebrales pueden causar complicaciones graves.

spinner image Perfil de un hombre mayor con una ilustración de un cerebro en colores brillantes.
HRYHORII BONDAR / GETTY IMAGES

Ella pensaba que estaba hablando, contándole a su estilista sobre su reciente viaje a Roma. Pero cuando Beth Bonness se miró en el espejo, con el tinte todavía aplicado en el cabello, se dio cuenta de que no estaba moviendo los labios. Qué extraño, pensó.

Luces como copos de nieve aparecieron al lado de su ojo izquierdo, y su mano derecha se curvó en forma de garra. Cuando su peluquera le preguntó a Bonness si estaba bien o necesitaba ayuda, sonó como si le hablara desde debajo del agua.

“Sentí presión, pero no dolor”, dice Bonness, quien vive en Portland, Oregón.

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Todo duró unos pocos minutos, tal vez cuatro, recuerda. Así que Bonness, que entonces tenía 49 años, concluyó su cita en la peluquería, se encontró con su familia para cenar en un restaurante cercano, y luego fue a casa y le contó a su marido sobre el episodio raro de esa tarde.

Poco después, a Bonness la estaban examinando en la sala de emergencias. Allí se enteró de que, con la presión arterial altísima, probablemente había sufrido un accidente isquémico transitorio, o AIT, que se produce cuando se bloquea temporalmente el flujo sanguíneo al cerebro.  Según la American Stroke Association, aproximadamente 240,000 personas al año tienen un AIT, a veces llamado mini derrame cerebral, aunque este número probablemente sea más alto, ya que a menudo no se reportan. Y si bien pueden suceder a cualquier edad, son más comunes entre los adultos de 55 años o más.

Bonness regresó a su hogar con medicamentos para la presión arterial y planes de descansar por unos días.

Cómo saber cuándo debes pedir ayuda

Factores de riesgo para un accidente isquémico transitorio

Los factores de riesgo principales para un AIT incluyen:

  • Presión arterial alta
  • Diabetes
  • Enfermedades cardiacas
  • Fibrilación auricular
  • Fumar

Fuente: American Stroke Association

No es poco común que se ignoren síntomas como los que tuvo Bonness, dice el Dr. Hardik P. Amin, profesor adjunto de Neurología y director médico de tratamiento para derrames cerebrales en el Centro St. Raphael del Hospital Yale New Haven en Connecticut. Una razón importante: un AIT no causa dolor.

“Por lo general, si hay un elemento de dolor, acudirán enseguida al hospital”, señala Amin. “En este caso, lo que pasa es que se pierde la capacidad de hacer algo”. Y esa pérdida de capacidad se recupera rápido, a menudo en pocos minutos.

Cuando aparece una debilidad o entumecimiento en el brazo que dura poco, “a veces, los pacientes piensan: ‘Ah, solo fue porque dormí mal sobre el brazo. Lo sacudiré o lo moveré para ver si mejora por sí mismo’”, dice Amin.

Bonness, en aquella época una madre trabajadora muy ocupada, reconoce que durante su accidente isquémico transitorio, “hubo una pequeña parte” en su interior que pensó que podría tener que ver con un derrame cerebral. Pero dice que su vida era tan ajetreada, “que no prestó atención a las pequeñas señales de advertencia”. 

Sin embargo, los médicos dicen que es importante no hacer caso omiso a los síntomas de un AIT. De hecho, esos episodios requieren atención médica inmediata, según una nueva declaración científica (en inglés) de la Asociación Americana del Corazón (AHA). Diagnosticar un AIT y entender su causa primordial puede ayudar a prevenir un derrame cerebral mayor, que puede producir lesiones cerebrales duraderas y discapacidad a largo plazo, incluso la muerte. Se estima que 446 personas en Estados Unidos mueren cada día a causa de un derrame cerebral.

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“Los AIT pueden presagiar algo muy malo”, señala el Dr. Arif Jivan, cardiólogo intervencionista del Hospital Northwestern Medicine Lake Forest. “Pueden ser un signo de advertencia de un derrame más grave en el futuro”.

Según la AHA, hasta un 18% de las personas que padecen un AIT tendrán un derrame cerebral en menos de tres meses, y la mitad de esos derrames surgirán dentro de pocos días. Aproximadamente un tercio de los pacientes que tuvieron un accidente isquémico transitorio luego padecen un derrame en menos de un año.

Varios días después de su primer AIT, Bonness fue otra vez a la sala de emergencias. Esa vez, le diagnosticaron un derrame cerebral.

Conoce las señales de advertencia de la AIT

Los médicos dicen que los síntomas de un AIT son iguales que los de un derrame cerebral, solo que son temporales y a veces desaparecen tan rápido como surgieron.

Amin menciona las siglas en inglés FAST como una herramienta para reconocer las señales de advertencia tanto de un accidente isquémico transitorio como de un derrame cerebral. Las primeras tres letras representan en inglés rostro caído ("Face Drooping"), normalmente de un lado; debilidad en el brazo ("Arm Weakness"), de nuevo, esto suele ocurrir en un lado del cuerpo); dificultad para hablar ("Speech Difficulty"), donde un individuo puede tener dificultades para unir palabras, decir algo sin sentido o arrastrar la pronunciación, "como si el paciente tuviera canicas en la boca", dice Amin.

Cómo determinar si has tenido un mini derrame cerebral

Las señales comunes de advertencia incluyen la aparición súbita de:

  • Debilidad, entumecimiento o parálisis en un lado del cuerpo
  • Arrastrar las palabras al hablar o dificultad para comprender a los demás
  • Ceguera en un ojo o ambos
  • Mareos
  • Dolor de cabeza intenso sin motivo aparente

Fuente: American Stroke Association

La última letra, es T, de tiempo. Esto se refiere a la urgencia de llamar al 9-1-1. Lo mismo se aplica a un AIT, incluso si los síntomas desaparecen antes de que alcances el teléfono.

Otro síntoma al que debes prestar atención es un cambio en la vista, dice Amin. “El síntoma visual típico que sugiere un derrame cerebral o un AIT es la pérdida de la visión. Si alguien nota una pérdida visual total solo en un ojo, y la describe como una especie de cortina cerrada sobre un ojo, ya sea temporal o duradera, eso es una emergencia”, agrega.

Es más, algunas campañas de concientización sobre derrames cerebrales usan las siglas BE FAST (que se traduce como “actúa rápido”), en las que la B ("balance") representa el equilibrio y la E ("eye") representa cambios en los ojos o la vista. Al recordar lo sucedido, Bonness dice que si hubiera sabido sobre BE FAST —ella presentaba al menos tres de los síntomas—, “probablemente habría ido antes a la sala de emergencias”.

“Es imprescindible que no ignoremos esos síntomas y que obtengamos atención médica muy rápido”, dice Jivan. “Aunque sean temporales y muy breves, [los AIT] se asocian con peores resultados a largo plazo”.

El diagnóstico y el tratamiento pueden ayudar a prevenir un derrame cerebral.

Los médicos pueden diagnosticar un AIT mediante una serie de pruebas en la sala de emergencias, incluidos estudios de imágenes para buscar indicios de estrechamiento de las arterias que llegan al cerebro y análisis de sangre para descartar otras enfermedades que presentan síntomas similares. Después del diagnóstico, quizás te sometan a pruebas cardíacas para evaluar el riesgo de enfermedades cardíacas que podrían haber causado el AIT, tales como la fibrilación auricular, un ritmo cardíaco irregular que puede aumentar el riesgo de un derrame cerebral.

La AHA también recomienda que los médicos evalúen el riesgo de que un paciente sufra un derrame después de haber tenido un AIT, tomando en cuenta su edad y otros factores de riesgo relacionados con los derrames, tales como la diabetes, el colesterol alto y la hipertensión arterial. Quienes tienen un riesgo más elevado podrían ser hospitalizados. A los pacientes con menos riesgo les podrían recetar medicamentos, como estatinas o anticoagulantes, o derivarlos para una intervención quirúrgica a fin de desbloquear una arteria obstruida.

Y debido a que conductas como fumar, alimentarse mal y llevar una vida sedentaria pueden aumentar las probabilidades de padecer un AIT o un derrame cerebral, a muchos pacientes que tuvieron un accidente isquémico transitorio los asesoran sobre cómo reducir su riesgo.

“Pensamos en la mejor manera de controlar esos factores de riesgo para prevenir que algo como eso vuelva a ocurrir”, dice Jivan. Las investigaciones sugieren que hasta un 80% (en inglés) de los derrames posteriores a un AIT podrían ser prevenibles si se controlan los factores de riesgo.

Después de su derrame, Bonness, que ahora tiene 65 años, se concentró en cambiar su estilo de vida. Además de tomar medicamentos para la hipertensión arterial y el colesterol alto, modificó su dieta, estableció límites en su trabajo y dedicó tiempo a proyectos creativos, entre ellos poesía y escribir su autobiografía.

“Tu estilo de vida importa; todo lo que te enseñan sobre comer de manera saludable y controlar tu estrés me habría ayudado a prevenir este AIT”, dice Bonness, quien se recuperó por completo del derrame y a la larga pudo dejar de tomar todos sus medicamentos para derrames cerebrales. “Y sin duda me ha ayudado a prevenir ahora cualquier derrame futuro, gracias a este estilo de vida que me tomo muy en serio”.