Vida Sana
Si naciste entre 1946 y 1964, la Oficina del Censo de los Estados Unidos (en inglés) te define como un “baby boomer”. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) te colocan entre las personas con mayor riesgo de sufrir —incluso sin saberlo— hepatitis C, una enfermedad que causa severas complicaciones, incluyendo cirrosis y cáncer del hígado. Y ahora, de acuerdo a un reciente estudio, el riesgo es increíblemente mayor si eres de ascendencia puertorriqueña y vives en ciertas áreas urbanas de Estados Unidos.
El estudio fue liderado por investigadores de Albert Einstein College of Medicine de Yeshiva University y es parte del Hispanic Community Health Study/Study of Latinos, auspiciado por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH). La investigación se concentró en cuatro ciudades con grandes poblaciones de herencia hispana: Miami (cubanos), San Diego (mexicanos y sudamericanos), Chicago (mexicanos y puertorriqueños) y el Bronx (puertorriqueños).
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La hepatitis C es una de las llamadas hepatitis virales porque es causada por el virus de la hepatitis C (VHC); otras hepatitis virales son la hepatitis A y la hepatitis B. Para muchos baby boomers, el principal modo de infección fue a través de una trasfusión de sangre contaminada y ocurrió antes de julio de 1992, fecha en que se empezó a usar la prueba para descubrir el VHC en la sangre de los donantes. Otra de las causas principales de contagio fue el intercambio de agujas infectadas entre personas que usaban drogas intravenosas.
Síntomas y consecuencias
Una vez en la sangre, el virus VHC inflama el hígado causando los síntomas de la hepatitis C aguda: debilidad general, malestar, color amarillo de la piel y orina oscura, nauseas y vómitos. Por ser una enfermedad viral, la hepatitis C no tiene un tratamiento curativo; todo lo que el médico puede hacer es aliviar los síntomas.
Sin duda, lo más peligroso de esta enfermedad es que la gran mayoría de los pacientes no se van a curar nunca y van a desarrollar lo que se llama infección crónica. Se estima que de cada 100 casos de hepatitis C, 75 a 85 van a desarrollar infección crónica; 60 a 70, hepatitis crónica; 5 a 20 desarrollarán cirrosis en los próximos 20 a 30 años; y de 1 a 5 morirán por cirrosis o por un cáncer en el hígado.
La infección crónica por el VHC produce inflamación crónica del hígado, la que al padecer por varias décadas puede causar cirrosis hepática, una enfermedad en la que el delicado tejido de ese órgano es reemplazado por tejido cicatrizado y puede degenerar en cáncer del hígado. Se estima que la hepatitis C y la hepatitis B causan 80% de los casos de cáncer del hígado en el mundo.
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